Her (2013), de Spike Jonze
Aquí tenemos otro amor imposible. El romance que pinta Spike Jonze no tiene mucho sentido, pura ficción realizada y, al mismo tiempo, tiene toda la naturalidad del mundo. Es un romance que nace del puro vacío, de la pura necesidad, de la soledad absoluta de un hombre desilusionado. ¿Y por qué no sería posible enamorarse de una máquina? ¿Por qué no podría existir este amor trascendente entre una voz y un cuerpo? Justamente porque no hay dos cuerpos, porque se pierde el romance en lo etéreo. Lo que acaba diciendo Jonze es que no puede sostenerse un amor puramente plátonico, a distancia y sin contacto. Porque el hombre sigue necesitando del cuerpo en esta época en que crea súper procesadores: la vida humana sigue pedaleando, para reproducirse, entre atracciones químicas y cariñitos en la espalda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario