Tetralogía de Alien (1979-1997)
Compuesta por: Alien, el octavo pasajero (Alien, 1979), de Ridley Scott; Aliens, el regreso (Aliens, 1986), de James Cameron; Alien 3 (Alien³, 1992), dirigida por David Fincher y Alien: Resurrección ( Alien: Resurrection, 1997), de Jean-Pierre Jeunet.
Ésta es una relación conflictiva. Mucho amor-odio fluye entre Ripley y el más temido xenomorfo
de la historia del cine. El alien, como sugirió bien la locura de H. R.
Giger, es, de entrada, un elemento totalmente sexual. Pero no será
hasta que Jean-Pierre Jeunet, con todo su descaro imaginativo, vuelva a
poner al personaje sobre la mesa, clonado, trastocado, abiertamente
cachondo, que descubriremos algo que siempre estuvo ahí: la tensión de
terror absoluto entre el cariño recurrente y los encantos de la
repulsión. Éste es un romance que Ripley nunca quiso: los espectadores
fuimos relacionado a la heroína y al antagonista, fuimos convirtiéndolos en
seres inseparables, antagónicas figuras creativas. Ésta es una
historia de amor espontáneo que se creó por la recurrencia en pantalla
de una supervivencia imposible: funda el metal fundido que pase, la
relación conflictiva de Ripley seguirá repitiéndose en nuestra
imaginación. Historia de muertes consecutivas y cariños
renacidos, de genes y salas de cine, Ripley y el alien son,
definitivamente, un motivo de necesidad amorosa suavemente
autodestructiva.
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