lunes, 4 de junio de 2018

Biografías de cine: Ermanno Olmi (III)

(cont.)

Cuestionando la fe

La continuación será más complicada, El oficio de las armas (Il mestiere delle armi, 2001), película histórica basada en la figura del condottiero Giovanni de Médicis. Tuvo gran éxito crítico en su presentación en el Festival de Cannes (2001), aunque es demasiado espartana para seducir al gran público. La película ganó nueve premios David di Donatello en 2002: mejor película, mejor director, mejor guion, mejor producción, mejor fotografía, mejor montaje, mejor música, mejor vestuario y mejores decorados. En los albores del siglo XVI, el joven Giovanni de Médici era capitán del ejército papal en la campaña contra los lansquenetes del emperador Carlos V de Alemania. En vida, ya era un mito, pues se lo disputaban los príncipes por su gran experiencia en el oficio de la guerra. Amaba la vida. La diosa Fortuna y las mujeres le sonreían. Ni un pensamiento sobre la muerte cruzaba su mente. Su ruina fue la aparición de las armas de fuego: una bala de cañón le alcanzó una pierna, la gangrena se extendió y hubo que amputarla. Aún así, la necrosis fue inevitable y el feroz guerrero falleció el 29 de noviembre de 1526.
En 2003 estrenó Cantando dietro i paraventi, película teatral, convence algo más, está ambientada en la China de finales del siglo XVIII y que recibió numerosos premios y reconocimientos, especialmente por sus valores técnicos (escenografía, fotografía, vestuario y efectos especiales). Las escenas ambientadas en la costa china se rodaron en realidad en el lago Skadar (entre Albania y Montenegro) y la flota imperial fue recreada con tecnología digital. El reparto estuvo integrado por actores chinos, salvo los italianos Bud Spencer y Camillo Grassi. Basada en una obra de Jorge Luis Borges. Es una película de piratas basada en un personaje al parecer auténtico, la viuda Chin, quien, al ser envenenado su marido, un corsario chino, tomó las riendas del oficio, asaltando barcos y aldeas, para indignación del emperador. 
En 2005, rueda junto a Ken Loach y Abbas Kiarostami, uno de los tres episodios de la película Tickets, que tiene por unidad de lugar un tren que viaje desde Viena a Italia.
En 2007 se estrenó Cien clavos (Centochiodi) película con la que Olmi anunció su abandono del cine de ficción para dedicarse a partir de ahora a rodar documentales. Recibe en 2008, de manos de su amigo Adriano Celentano, el León de Oro a toda su carrera en el Festival de Venecia. Una fábula antisistema en la que un joven y experimentado profesor de filosofía abandona su mundo de libros para ir a vivir a orillas del río Po, donde entra en contacto con la población local amenazada por la construcción de un puerto fluvial.
Su última película El pueblo de cartón (Il villaggio di cartone, 2011), una muy áspera, extraña y bella película en la que Michael Lonsdale encarna a un viejo sacerdote que asiste impotente a la desintegración de su parroquia, cerrada para siempre al público. Ese mismo día, un grupo de inmigrantes clandestinos se refugia en la iglesia. El cura decide concederles asilo y y entregarse al cuidado y protección de esas gentes. Su vida, que reposaba hasta entonces en la palabra de Dios, toma una nueva dirección.
Ermanno Olmi escribió una novela basada en un guion cinematográfico que no pudo rodar e inspirada en sus propios recuerdos de infancia y juventud. Se titula Ragazzo della Bovisa; Bovisa es el nombre de un barrio obrero situado en tiempos de Olmi en la periferia de Milán). Se trata de una historia del paso de la infancia a la adolescencia de un muchacho lombardo en los tiempos de la Segunda Guerra Mundial.
Aunque al principio de su carrera parecía que fuera un continuador de los principios estéticos y de las aspiraciones sociales y políticas del Neorrealismo italiano, su obra se caracteriza por su sensibilidad con los humildes y por su inspiración cristiana.

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