Impacto (Blow Out, 1981)
"De esta espantosa tragedia, de esta historia trágica en la que un hombre y una mujer se ven envueltos en un asesinato político, ¿que queda? Un efecto sonoro en una película. Un grito. ¡Es la visión de la desesperación que jamás se haya visto! Como también puede ser la película más horrible que se haya visto nunca".
Esta historia de un técnico de sonido que presencia un accidente automovilístico, que se convierte en un investigador para analizar los ruidos sospechosos que ha grabado en su magnetófono, no sólo remite a Hitchcock, sino que su entramado argumental, como si de una muñeca rusa se tratase, bebe de tres fuentes: La conversación (the Conversation, 1974), de su amigo Francis Ford, cuya trama gira, ya, alrededor de los sonidos "reveladores" capturados en una cinta magnética, que a su vez bebía de Blow-Up (Deseo de una mañana de verano) (Blow-Up, 1966) de Michelangelo Antonioni -cuyo título, Blow-Up, evoca el estallido de un neumático-, es una referencia sonora sonora (en la película del director italiano, un fotógrafo descubre un asesinato escondido en una de sus imágenes). Pero también, y especialmente, el asesinato de John Fitzgerald Kennedy o, para ser más precisos, las imágenes del camarógrafo aficionado Abraham Zapruder que, el 22 de noviembre de 1963, filmó en vivo el estallido del cráneo del presidente estadounidense. Una de las películas más paranoicas -también una de las más virtuosas-, de Brian De Palma.
Atrapado por su pasado (Carlito's Way, 1993)
Básicamente, ¿de qué trata esta película? De un sujeto que acaba de ser asesinado y que se dice así mismo: ¡Mierda, estoy muerto! ¿Cómo he podido llegar hasta aquí? Y rememora su vida para tratar de comprender la secuencia de acontecimientos y aceptar lo que esta sucediendo. "Era mi situación en ese momento. Para hacer esta película que reflejaba lo que sentía, tuve que exponerme desnudo [...] Habla de amor, de traición, de destino pero con distancia. Es menos un thriller que un estudio del personaje, y creo que fue eso lo que conmovió a los espectadores."
Aparentemente, Atrapado por su pasado tiene mucho que ver con el remake de El precio del poder (Scarface), dirigido por Brian De Palma diez años antes: con el mismo protagonista (Al Pacino, abrumador), en un papel de de gánster latino atrapado en el sueño americano. Pero es sólo apariencia: mientras Tony "Scarface" Mantegna se veía como el amo del mundo, el ex-convicto Carlito Brigante no tiene más ambiciones que alquilar legalmente automóviles en las Bahamas. El estilo de la película como el papel del protagonista se resiente: explosivo, en el primer caso, relativamente sobrio, en el segundo.
Es cierto que Atrapado por su pasado tiene una incontestable valentía sin la cual una película de Brian De Palma no sería una película de Brian De Palma: en este caso, una persecución de más de veinte minutos en una línea del metro neoyorquino (el director megalómano como siempre, quería rodar inicialmente la escena en el World Trade Center), y luego en la Estación Central de Nueva York, donde el cineasta había filmado el tiroteo Los intocables de Eliot Ness (The Untouchables, 1987). Pero esta película negra y crepuscular -y, quizás su más bella película, sin duda-, impresiona aún más por su pesimismo radical, su visión de una sociedad gangrenada por el mal, donde el único hombre "recto" está condenado a desaparecer por su propia rectitud moral.
Es cierto que Atrapado por su pasado tiene una incontestable valentía sin la cual una película de Brian De Palma no sería una película de Brian De Palma: en este caso, una persecución de más de veinte minutos en una línea del metro neoyorquino (el director megalómano como siempre, quería rodar inicialmente la escena en el World Trade Center), y luego en la Estación Central de Nueva York, donde el cineasta había filmado el tiroteo Los intocables de Eliot Ness (The Untouchables, 1987). Pero esta película negra y crepuscular -y, quizás su más bella película, sin duda-, impresiona aún más por su pesimismo radical, su visión de una sociedad gangrenada por el mal, donde el único hombre "recto" está condenado a desaparecer por su propia rectitud moral.
Passion (2012)
"Quería unas actrices glamurosas, y no conocía nada mejor que la película de 35 mm para idealizarlas [..]. Cuando tienes unas chicas ideales, con los lugares correspondientes, y deseas iluminarlas como es preciso, el recurso a la película se hace indispensable."
Tres jóvenes de una multinacional de la publicidad se atraen, se manipulan y se humillan hasta la muerte... Rachel McAdams (la rubia), Noomi Rapace (la morena) y Karoline Herfuth (la pelirroja), son, efectivamente "glamur" y están "sublimes" en este remake de Crime d’amour (2010) de Alain Corneau, infinitamente superior a su modelo. Es, otra vez, cuestión de puesta en escena, Passion es un concentrado del estilo de De Palma con mascarada, hermanas gemelas, una presencia obsesiva de pantallas invasoras (aquí, los smartphones), una secuencia con ducha (Hitchcock, otra vez y siempre) y, también, una secuencia virtuosa en pantalla dividida (como en El fantasma en el Paraíso).
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