Debemos volver a ver Efectos secundarios (Side Effects, 2013), dirigida por Steven Soderbergh. Un problema social espectacular es la fuente del relato: el consumo abusivo de somníferos y antiepresivos. Ambientada en el mundo de la psicofarmacología, ciencia que estudia cómo afectan las drogas a la mente humana.
El broker Martin, condenado por estafa, acaba de salir de prisión. Le aguarda su deprimida esposa Emily, que perdió al bebé que esperaba, y no acaba de levantar cabeza. Tras una tentativa de suicidio se cruza en su camino el doctor Banks, quien acaba prescribiéndole un fármaco experimental. Aunque empieza a sentirse mejor, unos inesperados efectos secundarios dan pie a una sangrienta tragedia.
Steven Soderbergh es un director prolífico y que aborda todo tipo de historias, desde las historias de robos sofisticados –la trilogía de Ocean's Eleven– hasta la ciencia ficción sesuda de Solaris, pasando por el problema de las drogas en Traffic o el biopic del Che en dos entregas. Aquí entrega un thriller diferente, que aunque en sus últimos giros resulta algo rocambolesco, logra el objetivo de entretener generando desasosiego. Y perfectamente imbricada, incluye una reflexión sobre la responsabilidad de laboratorios y médicos al lanzar al mercado nuevas medicinas, y el modo en que se imparte justicia en algunos casos. Del atractivo reparto destacan Rooney Mara, la enferma, y Jude Law, el doctor cuya vida va a ser puesta patas arriba.
El broker Martin, condenado por estafa, acaba de salir de prisión. Le aguarda su deprimida esposa Emily, que perdió al bebé que esperaba, y no acaba de levantar cabeza. Tras una tentativa de suicidio se cruza en su camino el doctor Banks, quien acaba prescribiéndole un fármaco experimental. Aunque empieza a sentirse mejor, unos inesperados efectos secundarios dan pie a una sangrienta tragedia.
Steven Soderbergh es un director prolífico y que aborda todo tipo de historias, desde las historias de robos sofisticados –la trilogía de Ocean's Eleven– hasta la ciencia ficción sesuda de Solaris, pasando por el problema de las drogas en Traffic o el biopic del Che en dos entregas. Aquí entrega un thriller diferente, que aunque en sus últimos giros resulta algo rocambolesco, logra el objetivo de entretener generando desasosiego. Y perfectamente imbricada, incluye una reflexión sobre la responsabilidad de laboratorios y médicos al lanzar al mercado nuevas medicinas, y el modo en que se imparte justicia en algunos casos. Del atractivo reparto destacan Rooney Mara, la enferma, y Jude Law, el doctor cuya vida va a ser puesta patas arriba.
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