A genoux les gars (2018), la nueva película de Antoine Desrosières. A través de la cruda verborrea de de dos chicas y dos chicos de los suburbios, la película realiza una evocación corrosiva sobre el desarrollo afectivo y sexual de los adolescentes.
Cuatro adolescentes, dos chicas y dos chicos, se citan en la piscina, en el centro comercial, con preguntas tales como: Y a ti ¿quién te gusta ahora mismo? Con proposiciones sexuales sin tapujos y con palabrería sin fin: nada nuevo bajo el sol, donde la juventud habla y habla, con el teléfono móvil injertado en la mano, con un flujo ininterrumpido sobre citas y ligues. Las chicas se enfrentan al acto de la felación como un "acto normal" de lealtad al deseo masculino. Y los chicos, que reclama este acto como una prueba de amor de lo más natural, discutiendo como gallitos no muy inteligentemente.
¿Por qué las chicas terminan sometiéndose, víctimas de este sombrío chantaje? Una noche, Yasmina, convencida de "prestar un servicio", acepta hacerle un "regalo" a Majid, el chico que sale con su hermana, la cual va a estar ausente durante algunos días. Una vez que lo ha hecho, el chantaje es feroz: bajo amenazas de "colgarlo" en las redes sociales, el acto sexual se convierte en un arma de coacción. La huida y el encuentro con otro chico, que se toma el sexo con mucha calma, bien podría ser la clave de su liberación y de un placer por fin compartido por la ardiente Yasmina.
Esta comedia -particularmente valiente-, sobre el desorden amoroso y sexual que se da en los suburbios, es persistentemente incómoda, incluso si está próximo el triunfo de las chicas. Una pista, mayor, nos ayuda: es el tercer largometraje de Antoine Desrosières -los anteriores fueron A la belle étoile (1993), Banqueroute (2000)-, rodado en dieciocho días, después de cuatro meses de ensayos, fue co-escrito con la colaboración de sus dos intérpretes femeninas, Souad Arsane e Inas Chanti, notables en sus papeles de adolescentes al mismo tiempo esclavizadas y rebeldes, que intercambian a la velocidad del rayo.
Son raras las películas que tratan temas tan candentes corriendo el riesgo de estar, en este punto, en las antípodas de lo políticamente correcto. Para adherirse aún mas a su refrescante mensaje, diríamos que se trata de un insolente manifiesto feminista, que termina con una escena de amor, verdadero... En esta película, que lleva un título tan acertado, A genoux les gars, que podría traducirse como "De rodillas, chicos", y que a través de su humor y de una fuerza educadora innegable, son las chicas las que ganan.
Pero el máximo respeto por los jóvenes intérpretes masculinos, Sidi Mejai y Mehdi Dahmane, por haber aceptado encarnar, sin avergonzarse, a estos dos adolescentes machistas.
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