La revolución silenciosa (Das schweigende Klassenzimmer, 2018), dirigida por Lars Kraume y basada en el libro de Dietrich Garstka. En 1956, los estudiantes de secundaria de Berlín Oriental declararon su solidaridad con los rebeldes húngaros e improvisaron un momento de silencio que cambiaría sus vidas. A pesar de una puesta en escena convencional, esta historia sigue siendo emocionante.
Es una historia real y edificante en el contexto de la Guerra Fría. 1956, en Berlín Este. Gracias a una radio clandestina escuchada por su viejo tío, un estudiante de secundaria descubre que el levantamiento de Budapest fue ahogado en sangre por las tropas soviéticas. Él y sus amigos deciden guardar un minuto de silencio para rendir homenaje a los insurgentes asesinados a tiros. El gesto es fuerte, tan fuerte que provoca la ira de su maestro, que alerta a las más altas autoridades del aparato estatal. Se envía un implacable emisario del poder de Alemania Oriental para aclarar el caso y castigar, si es necesario.
La película muestra las presiones ejercidas sobre los estudiantes con convicciones, además, divergentes. Insiste en las diferentes formas de ser socialista y creer en la libertad. Estamos en Alemania, recordemos, en un momento en que el nazismo todavía está en la memoria de todos y en el que los comunistas, que han triunfado, están en el poder. Los personajes heredan las acciones más o menos heroicas de sus padres durante la guerra, los reproducen o intentan separarse de ellos.
Kurt y Theo (Tom Gramenz, Leonard Scheicher, encantador sin ser tonto) son los líderes de esta revolución silenciosa. Van, de vez en cuando, a Berlín Oeste, han visto qué cara tenía la libertad, lejos de la vigilancia en todos los pisos. Entonces están más decididos que sus camaradas. Y luego está Lena (Lena Klenke), ingeniosa, que viene a cuestionar su amistad. Y su estrategia en esta pelea. Porque es una. Estimulante y desafiante. Un fuerte compromiso, en simbiosis con la pasión política, el impulso idealista específico de la juventud. La película abarca esta energía, sin perder, sin embargo, la ironía, especialmente a través de la evocación, sorprendente, de Ferenc Puskás, legendario futbolista húngaro, apodado, anteriormente, el "comandante galopante".
La película está adaptada del libro de uno de los estudiantes afectados, que evoca en 2006 estos eventos. Lars Kraume ha realizado una historia cautivadora. Conocimos a este cineasta a través de su largometraje El caso Fritz Bauer (Der Staat gegen Fritz Bauer, 2015), un héroe alemán, muy académico. La puesta en escena, aquí, sigue siendo convencional, pero el guión ilustra brillantemente varios temas fascinantes: el sacrificio, la traición, de un ideal, un grupo o un amor. Giros inesperados despiertan interés. E incluso la emoción. Se estrenará en España el próximo 20 de julio de 2018.
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