Volontaire (2018), la nueva película de Hélène Fillières. Para su segunda película detrás de la cámara, la actriz sigue la vida de una joven bastante bohemia que se alista en la marina. Ella es rubia,, dulce, aparentemente frágil. Pues no. Laure (Diane Rouxel) se manifiesta decidida, incluso obstinada.
Lo que es bello en esta película es el aprendizaje que consigue su heroína, con os ojos claros y los dientes apretados, en la vida que ha elegido (con el estupor de su madre, una actriz famosa): la marina. Sin duda, es esta contradicción la que inicialmente la atrajo: orden después de una adolescencia forzadamente bohemia. El poder del ritual también: es una locura la libertad que ofrece cuando se sabe utilizar inteligentemente.
Seguimos una por una las pruebas que Laure sufre, y los obstáculos que vence. Uno de ellos, totalmente inesperado, se relaciona con el amor: la atracción que siente, o más bien que ejerce, sobre un comandante en la cincuentena (Lambert Wilson). Por lo demás, él es el más preocupado de los dos, el más avergonzado por tener ese sentimiento, largo tiempo olvidado, por una recluta tan joven. La directora sigue con sensibilidad -un poco divertida, también-, la progresión de un deseo que no se expresará nunca, excepto por las miradas, cada vez más intensas, que ella y él se intercambian, sentados en sus respectivos despachos separados solamente por un cristal. Una tensión que un viaje en jeep la have aún más palpable. Si no es eso, si al comandante no le tiemblan las rodillas, Laure, no se desviará del objetivo que previamente se ha establecido. Hasta el punto, de romper si es necesario con un amante encantador (Jonathan Couzinié), por creer que puede ser un obstáculo para su carrera. La camaradería le ayuda: especialmente, la que le vincula al teniente Dumont, fraternal y gay (Corentin Fila).
Hace mucho tiempo, en 1953, en la bella película de Jean Grémillon, L'amour d'une femme, Micheline Presle se vio obligada a sacrificar su vida amorosa por su deseo de ser enfermera. Nada parecido para Diane Rouxel: esta elección tan complicada y/o trágicaon tiene sentido para el personaje que encarna, ya que Laure vive para ella, y ya no depende de los demás. Esto no es egoísmo, sino supervivencia. Volontaire es la historia de un engrandecimiento personal, que la puesta en escena de Hélène Fillières hace difícil y complejo: reflejo perfecto del mundo de hoy. Una película hermosa y firmemente feminista.
Fecha de estreno en España aún desconocida.
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