Dustin Hoffman y Meryl Streep se enfrentan hasta llegar a un proceso judicial para obtener la custodia de su hijo (interpretado por Justin Henry). Robert Benton firma una adaptación de la novela Divorciados (Kramer contra Kramer) de Avery Corman, una novela ambigua en la que nadie tiene un buen papel.
El divorcio, esa calamidad... Con cara seria, Charles Villeneuve afirmó: "Uno de cada siete niños, uno de cada siete, repite, tendrá padres separados. El 15 de septiembre de 1987, los conocidos Dossiers de la cadena Antenna 2 S eligió Kramer contra Kramer para ilustrar un importante debate: "Niños víctimas de la guerra de los padres". Ted Kramer es un joven padre y esposo que adora a su familia, pero también su trabajo ya que es allí donde pasa la mayor parte del tiempo. Una tarde, al volver de trabajar, su mujer Joanna se enfrenta con él y le abandona para que cuide del hijo de ambos, de seis años. Ted deberá aprender a ser padre procurando al mismo tiempo no descuidar su carrera profesional. Pero cuando ya se ha adaptado a su nueva vida y comienza a sentirse realizado como padre, Joanna vuelve. Y quiere recuperar a su hijo.
Curiosamente, todos parecen odiar el hermoso drama de Robert Benton, estrenada el 17 de diciembre de 1979. Aunque el éxito de público fue fabuloso y el reconocimiento de los premios Oscar, cinco estatuillas, (mejor película, mejor director, mejor actor (Dustin Hoffman), mejor actriz de reparto (Meryl Streep, el primero de su carrera) y mejor guión adaptado). La película está también considerada un largometraje oportunista que se aprovechó de una realidad sociológica: el aumento continuo de los divorcios en las sociedades industrializadas desde la década de 1960.
Una obra magistral de un director de fotografía
Es sin duda el caso del éxito de ventas de Avery Corman de la que se deriva, así como la película, una maravilla del minimalismo depresivo, marcada por el encuadre pictórico y la fotografía pastel del enorme director de fotografía Néstor Almendros (1930-1992), que acaba de ser coronado con el Oscar a la mejor fotografía por Días del cielo (Days of Heaven, 1978). Es él quien verdaderamente consiguió una historia sencilla, en palabras de Sautet; o, plasmó las escenas de la vida post-conyugal, afirmó Bergman: el plano de inicio que magnifica el rostro de de salida, - y su alianza - se asemeja, de lejos con los rostros femeninos de Persona (1966), la película de Bergman.
Siempre es Almendros quien muestra a Nueva York como una especie de prisión-ciudad donde la gente vive absurdamente en cubos sin gracia, podría suceder en Moscú. Casi lo contrario de la ciudad sedosa inventada por el jefe de operaciones Gordon Willis para Woody Allen en Manhattan. Filmación extrañamente simultánea: Meryl Streep interpreta a la mujer que deja a su marido en ambas historias, va de una bandeja a otra de acuerdo con los planes de filmación.
Un americano fan de la “Nouvelle vague”
Sería injusto minimizar el talento de Robert Benton (nacido en 1932) en el éxito de la película. Fan absoluto de la Nouvelle Vague, eligió a Nestor Almendros para intentar atraer a... François Truffaut.
Es el segundo guión que propone al cineasta francés después del de Bonnie and Clyde. Y el segundo rechazado. Benton vió en esta historia una continuación de las aventuras del macho americano moderno, tal como las había comenzado diez años antes El graduado (The Graduate, 1967). Era necesario pues contar con el mismo actor, Dustin Hoffman, que acepta, comprometiéndose a fondo, pasando largas horas con el niño que interpretará a su hijo, logrando que sea capaz de improvisar brillantemente.
Se compromete demasiado. Meryl Streep, contratada tras el desastre que supuso la negativa de Jane Fonda a participar en la película, obteniendo su primer papel protagonista, ha relatado en varias ocasiones después del rodaje los métodos de matón de su compañero: la abofeteó desde la primera toma, no le avisaba cuando arrojaba violentamente su vaso de vino blanco contra la pared (previamente se había puesto de acuerdo con el camarógrafo que guardó el secreto). Y, sobre todo, en los momentos de más emoción, para desestabilizarla, le hablaba al oído de su primer marido John Cazale, recientemente fallecido y conocido sobre todo por haber participado en El cazador (The Deer Hunter, 1978).
Nacimiento de una gran actriz
En la gran escena final del juicio -¿quién obtendrá la custodia del mimado rubio, hijo de ambos?-, los dos actores están geniales. Meryl Streep reescribió su largo monólogo para dar más empaque a su personaje de ama de casa que legítimamente busca emanciparse. Todo su arte ya está presente, la gestión de los tiempos, la retención de las expresiones, la precisión del flujo. En su conjunto beige -que oculta un embarazo muy avanzado-, aparece como una heroína de Chejov.
Dustin Hoffman, que tiene algunos destello alegres en determinados momentos de la película, está genial en la mirada de comprensión, aunque tarde, que lanza a su ex-esposa. La novela, en la que se basa la cinta, se decanta claramente hacia el padre, que ha educado sólo a su hijo (durante algunos meses) y se privado de su custodia. La película es astutamente ambiguo, pues provoca en varios momentos la emoción, tiene también aires de feelgood movie (una película que te hace sentir bien): todas las partes tienen algo de razón, todo el mundo aprende de la situación y Billy podrá contar con el amor de sus dos padres. El divorcio, una bendición.
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