¿Ver una buena película en familia? No siempre es fácil... Como en otras entradas seleccionamos tres obras accesibles a los niños y adolescentes entre 8 y 12 años, de la historia del cine y pertenecientes a cualquier género y estilo. En esta ocasión, las tres películas elegidas son...
¡Oh! ¡Estamos a las puertas! En algunos días los útiles escolares vendrán a sustituir a las cremas solares y a las sombrillas... Para conjurar la tristeza de los últimos días de las vacaciones, podemos sumergirnos en películas que han podido capturar la atmósfera de los largos días del verano, un subtítulo mezcla de aburrimiento, de pesca, de partidos de ping-pong. Para seguir creyendo un poco...
1.- L'effrontée (Charlotte and Lulu) (1985), de Claude Miller
No es un tintineo, sino un verdadero éxito el que acompaña a las emociones adolescentes de Charlotte (Charlotte Gainsbourg, toda juventud y frescura): la canción italiana, Sarà perche ti amo de Ricchi e Poveri, que permanece durante largo tiempo en nuestras cabezas después de haber visto la película, dando su ritmo, pegadizo y melancólico, a esta crónica de un verano que se eterniza. La adolescencia de Charlotte, una niña de 13 años que vive en un poblado rural francés, puede ser una experiencia traumática. La poca atención que le presta su padre, el poco afecto que siente hacia su cuidadora y el engorro de tener que soportar a su obsceno hermano hacen que Charlotte desee poder marcharse de ahí para empezar desde cero en algún otro lugar. Esta oportunidad se hace posible cuando conoce a Clara Baumann, una pianista infantil de gran talento, quien le ofrece ser su asistenta.
2.- La gloria de mi padre (La gloire de mon père, 1990), de Yves Robert
¡Las largas vacaciones idealizadas por los recuerdos de Marcel Pagno, académico de la lengua francesa! Provenza, una gran casa en las colinas, unos niños que reproducen los cuatrocientos golpes... huele a romero, tomillo y lavanda. El pequeño Marcel tiene 11 años, y para él sus vacaciones parecen durar una eternidad. Para los pequeños ciudadanos es el momento de descubrir la fauna provenzal local y sobre todo, a la perdiz griega en una épica partida de caza. El canto inquietante de las cigarras da, evidentemente, el tono a esta evocación nostálgica de un mundo desaparecido.
3.- El verano de Kikujiro (Kikujiro no natsu, 1999), de Takeshi Kitano
Hay un poco de Mon Oncle (1958) de Jacques Tati en esta historia tan melancólica de Masao, un niño de 9 años que vive con su abuela, la cual trabaja y no le puede prestar el tiempo necesario que un niño de su edad requiere. Al llegar el verano, Masao se siente solo porque todos sus amigos se van de vacaciones y también terminan las actividades extraescolares, y decide ir en busca de su madre, que lo abandonó alegando que iría a encontrar trabajo. Es entonces cuando se encuentra con un matrimonio de antiguos vecinos de su abuela. Los vecinos hablan con ella y le dicen que se ocuparán ellos del niño durante unas semanas. Es en ese instante cuando empieza el viaje de Masao junto al marido del matrimonio en cuestión, un antiguo yakuza. La complicidad entre el joven Masao y el veterano Kikujiro (interpretado por Kitano) se reforzará como en la película de Tati, alrededor de las tonterías hechas por los dos. El pequeño tintíneo de Joe Hisaishi, compositor ligado a Hayao Miyazaki, aporta un poco de magia extra a este burlesco y emotivo viaje por carretera.