6.- Buscando a Nemo (Finding Nemo, 2003), de Andrew Stanton y Lee Unkrich
No porque seamos un pez payaso no tenemos derecho a ser "papis". Ansioso, un poco neurótico y devoto hasta el final de las branquias, el devoto Sailor cruza todo un océano para encontrar a Nemo, la carne de su carne, el caviar de su existencia, su pequeño alevin. Una bonita fábula sobre el amor filial, ya que el estudio Pixar sabe cómo animarlos.
7.- La carretera (The Road, 2009), de John Hillcoat
Criar a un niño solo ya es difícil. Pero cuando el mundo está en ruinas, saturado de peligrso y desesperación, es una misión casi imposible. Viggo Mortensen todavía está probando suerte en los Estados Unidos, en esta pesadilla apocalíptica y meditativa adaptada de una novela de Cormack McCarthy. Donde la educación no siempre es compatible con las exigencias de supervivencia
8.- Captain Fantastic (2016), de Matt Ross
El único padre biológico, al 100%, en esta lista. A la cabeza de una tribu de seis descendientes, cultiva sus propias verduras y sus ideas utópicas en lo más profundo del bosque. La caza, la pesca y el yoga en un programa àra una hermandad autosuficiente, hasta que el "fantástico capitán" de esta aventura íntima que es a la vez dura y dulce (Viggo Mortensen, nuevamente) se vea obligado a regresar al mundo exterior. Una reflexión sensible, descarnada y matizada, sobre un modelo familiar y social verdaderamente alternativo.
9.- Cigarettes et chocolat chaud (2016), de Sophie Reine
...Y patatas fritas en el desayuno. En esta loca y melancólica comedia, Gustave Kervern es viudo, padeciendo el síndrome de Gilles de la Tourette. Le cuesta mucho cuidar de sus dos adorables niñas (llamadas Janis y Mercredi), y debe seguir un "curso de paternidad" para no perder la custodia. O cómo hacer el retrato fantástico de un personaje idealista, entregado y amante, que por ser marginal y desorientado, no es menos padre.
10.- Girl (2018), de Lukas Dhont
Este padre es único. No solo porque es el único en criar a Lara, aprendiz de bailarina clásica de quince años, sino especialmente porque le ofrece un modelo ideal de empatía, complicidad y tolerancia. Lara es una niña, nacida en el cuerpo de un niño. La transición de un género a otro es compleja y dolorosa. Pero puede contar con el apoyo inquebrantable de su papá (el formidable Arieh Worthalter), en esta hermosa película belga, que obtuvo una merecida cámara dorada en el último Festival de Cine de Cannes como mejor opera prima.
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