Antes que Gilles Lellouche haga bucear a una panda de novatos nadadores en su Le grand bain (2018), un pequeño desfile de los más bellos bañadores exhibidos en la pantalla... Desde el taparrabo de Cristo de los Monty Python al aburrido tanga de Los bronceados (Les Bronzés, 1978)... ¡Preste atención!
El pionero fue Johnny Weissmuller, también conocido como Tarzán, con sus muslos peludos y su tanga de fibra de coco 100% orgánica. Desde entonces, los varones en calzoncillos - ropa interior o bañador - se han sucedido al cine. A veces, machistas, como Aldo Maccione -mostrando el esqueleto en la playa, a veces patéticos, como Thierry Lhermitte en Los bronceados, descubriendo a un canguro de un bello efecto para una hilarante Josiane Balasko... Mientras se estrenaba The Big Bath y su banda aprendices de nadadores artísticos, hagamos una revisión de hombres en calzoncillos "muy masculinos, muy buenos" (los no muy jóvenes reconocerán la referencia publicitaria...).
Johnny Weissmuller y Nancy Kelly en Tarzán el temerario (Tarzan's Desert Mystery, 1943), de Wilhelm Thiele |
1.- El nadador (The Swimmer, 1968), de Franck Perry
Vestido con un sencillo bañador, Burt Lancaster decide volver a su casa pasando por todas las piscinas de sus vecinos. Con esta crítica a la bueguesía y a la sociedad de consumo estadounidense, Perry abogó por un retorno a una forma de autenticidad radical. Rousseau version New Hollywood...2.- La piscina (La Piscine, 1969), de Jacques Deray
Tórridos cara a cara, violencia sofocada, peligroso juego de seducción peligrosas entre Romy y Alain... En esta tragedia de amor alrededor del rectángulo turquesa de un estanque, Delon, hermoso como siempre, ofreció su cuerpo al sol. E incluso trascendió el traje de baño de cachemira muy de los años 1970.
3.- Zardoz (1974), de John Boorman
La visión improbable - ¡y bastante insoportable! - de un Sean Connery en trikini rojo (calzoncillos y correas en los hombros) casi olvidaría que Zardoz fue considerado inicialmente como un ensayo visual audaz, nacido en un contexto de contracultura. Hoy, ¿qué queda de esta fábula mitológica-futurista que denuncia la explotación humana, la opresión de una clase por otra? Imágenes delirantes, una fantasía rocambolesca y un personaje principal ridículo. ¡Para los incondicionales!
4.- Superman (1978), de Richard Donner, y sus numerosas secuelas y continuaciones…
Un hombre en ropa interior no está necesariamente indefenso. La prueba con el superhéroe más famoso de todos los tiempos. En calzoncillos rojos sobre medias azules, Superman está en el apogeo de su poder: gira tres veces alrededor de la Tierra, levanta autobuses con una mano, salva a su novia de las garras de varios tipos malos... ¿El truco para neutralizarlo? Deslice la kryptonita en el molde de caramelo.
5.- Los bronceados (Les bronzés, 1978), de Patrice Leconte
Hemos recordado a Thierry Lhermitte, pero no olvidamos a Christian Clavier, quien recita de Saint-John Perse, los pies en las alcantarillasy la entrepierna moldeada por un tanga seductor... La encarnación del perdedor pretencioso, llevada hasta su más alto nivel.
(cont.)
No hay comentarios:
Publicar un comentario