Con I Feel Good, estrenada el 25 de septiembre de 2018, Gustave Kervern y Benoît Delépine entregan una fábula política que da alas. La última de una serie de películas que denuncian el estado del mundo sin caer en la desesperación.
Esta semana, con I Feel Good (como una película que hacerse sentirse bien, o simplemente, traduciendo su título Me siento bien). Gustave Kervern y Benoît Delépine nos hacen reflexionar sobre un mundo mejor con la historia de un pobre hombre atraído por las sirenas del éxito económico que podrá conseguir gracias a una comunidad Emaús. Esta comedia humanista en la que prevalece la ternura sobre la crítica, da alas. ¿Qué otras películas políticas o sociales utilizan una forma real y alegre de transmitir un mensaje alternativo y eufórico? Lista pequeña (no electoral).
Doce hombres sin piedad (Twelve Angry Men, 1957), de Sidney Lumet
Los doce miembros de un jurado deben juzgar a un adolescente acusado de haber matado a su padre. Todos menos uno están convencidos de la culpabilidad del acusado. El que disiente intenta con sus razonamientos introducir en el debate una duda razonable que haga recapacitar a sus compañeros para que cambien el sentido de su voto.
Una sola persona puede inclinar la balanza de la justicia. Henry Fonda, noble representante de la democracia, lucha paso a paso, argumento tras argumento, contra once ciudadanos americanos de clases sociales y prejuicios diferentes, dispuestos a condenar a un joven por el simple delito de su raza y origen. Es hermoso, un ciudadano.
Ciudadano Bob Roberts (Bob Roberts, 1992), de Tim Robbins
Bob Roberts, un cantante folk, anuncia su candidatura al Senado de los Estados Unidos por el estado de Pennsylvania. La campaña electoral resulta ser una trama con fines económicos, racistas y militares. Un humilde periodista revela la verdadera personalidad e ideas del candidato y de sus colaboradores
Sigue siendo una película directamente política. Entonces, sería este verdadero falso documental (y la primera película del actor Tim Robbins detrás de la cámara) sobre la campaña senatorial de un cantante ultra reaccionario, interpretado por el mismo Robbins. La parodia es mordiente, y la película, sobre todo, muestra cómo la imagen puede convertirse en una revelación (no intencional) de la verdad. Mirar para no desanimarse después del dñécimo tweet de Trump.
Reprise (1997), de Hervé Le Roux
«Al principio había una foto, en una revista de cine. Un fotograma. La imagen de una mujer gritando. Y un título, "La reprise du travail aux usines Wonder". La película había sido rodada por unos estudiantes de cine el 10 de junio de 1968. Vemos a las obreras que reanudan el trabajo después de tres semanas en huelga. Y está esa chica que dice que no volverá, que no pondrá sus pies en aquel lugar. Los años pasan. La fábrica ha cerrado. Pero yo no olvido el rostro de esa chica. Decido reencontrarla porque sólo tuvo derecho a una toma. Y yo le debo la segunda.» (Hervé Le Roux). Maravilloso documental de tres horas, realizado a partir de un cortometraje legendario y anónimo. Le Roux, un gran cineasta excepcional que murió el año pasado, visitó la memoria de la obrera y sindicalista. Doloroso, nostálgico, pero vigorizante.
Erin Brockovich (2000), de Steven Soderbergh
Erin Brockovich es una madre soltera que consigue un puesto de trabajo en un pequeño despacho de abogados. Su personalidad poco convencional hará que sus comienzos no sean demasiado alentadores, pero todo cambiará cuando decida investigar el extraño caso de unos clientes que padecen una sospechosa enfermedad.
Entonces, de verdad, una mujer sin estudios y sin recursos, pero resuelta y terca como una mula, puede destapar un escándalo ecológico de gran envergadura y someter a una gran distribuidora de energía. Julia Roberts haría sonreír a un cactus. Soderbergh disfruta haciendo películas que denuncian los prejuicios sociales y sexistas.
(cont.)
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