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"Mi película es antifascista, antinacionalista, antipanarabista, pero, sobre todo, antiidiotas"
Hiner Saleem refiriéndose a su reciente Who Killed Lady Winsley. Desde sus comienzos, este ardiente defensor de la causa kurda parece haber rodado sus películas para contradecir el celebre proverbio de su pueblo: "Si no puedes ser una rosa, trata de no ser una espina"...
Una espina, Hiner Saleem lo ha sido. Desde Vive la mariée... et la libération du Kurdistan (1998). Y también en Vodka Lemon (2003). Y en Kilomètre zéro (2005), presentado a competición en el Festival de Cannes, donde algunos bien pensantes le acusaron de realizar una obra antiárabe. El se defiende afirmando: "Mi película es antifascista, antinacionalista, antipanarabista, pero, sobre todo, antiidiotas"...
En Who Killed Lady Winsley, él defiende nuevamente la causa kurda (que la ha necesitado últimamente con la reciente retirada de las tropas americanas de Siria), no con la ferocidad de un Dashiell Hammett, sino con la falsa superficialidad de un Agatha Christie. La trama, que comienza con una gota de la sangre del asesino en el ojo de su víctima, vaga en una isla turca que, como prisionero de la tradición y el prejuicio, se vuelve ligeramente agonizante. "Quería", dice el director, "enfatizar el vínculo de consanguinidad de estas personas que viven en pequeños grupos en un lugar aislado del mundo. Incluso el humor negro británico sobre el policía de cincuenta años de Estambul, a su edad, aún vive con mamá, ¡pero no por las razones que sospechamos! Llega a tierras donde reina el machismo para acusar a todas las mujeres casadas en la isla de adulterio. Furia de los esposos con virilidad amenazada...
Este estilo malicioso es, por supuesto, sólo un barniz. Bajo el cual turcos y kurdos continúan su feroz enfrentamiento. Si no, dice Hiner Saleem, esta vez "el humor, el absurdo y la locura acompañan a mis personajes, como acompañan a cada ser humano que intenta sobrevivir...".
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