En el estanque dorado (On Golden Pond): un éxito de taquilla de otra época, sin mucho espectáculo ni superhéroes. Adaptación de la obra de teatro homónima representada en Broadway, del autor Ernest Thompson.
En 1981, esta película intimista de Mark Rydell En 1981, fue mejor en la taquilla que Superman 2 o el último James Bond. Nominada en diez ocasiones para los Oscar, ganó su única estatuilla Henry Fonda, quien coprotagoniza la película junto a su hija Jane y Katherine Hepburn.
¿Cómo fue un éxito de taquilla en 1981? En cabeza en cuanto a la venta de entradas, las aventuras de En busca del arca perdida (Indiana Jones: Raiders of the Lost Ark, 1981) hicieron triunfar en el gran espectáculo e Indiana Jones se convirtió en un héroe familiar para siempre. Inmediatamente detrás, la segunda más taquillera taquilla, parece hoy más sorprendente: con sus personajes retirados de vacaciones, a En el estanque dorado le fue mejor que a Superman II. La aventura continúa (Superman II, 1981) y que al James Bond del año, Sólo para sus ojos (For Your Eyes Only, 1981).
Una proeza que recuerda que los grandes éxitos, de un pasado no muy lejano, fueron simples dramas bien dirigidos. En esta categoría, En el estanque dorado, estuvo cerca del dopaje: era una película construida para los Oscar y no falló en su misión: recopilando diez nominaciones. Como Roma (2018) y La favorita (The Favourite, 2018) este año.
Cuando Hollywood rinde homenaje a Hollywood
Las reglas del juego han cambiado. Con En el estanque dorado, Hollywood no saludó la novedad (Roma producida por Netflix, La favorita dirigida por un griego impetuoso Yorgos Lanthimos) sino que rinde homenaje a su propia historia. Henry Fonda está estupendo: interpreta en la película a un hombre inteligente, activo y gruñón. que desafía a la vejez al seguir haciendo de las suyas, y exasperando a los demás. Este personaje entrañable de irreductible fuerza mental le valió el primer Oscar de su carrera.
Katharine Hepburn logró el cuarto de su carrera interpretando a su mujer: la edad de oro del cine parecía, con ella, eterna y eternamente triunfante. Incluso la siguiente generación mantuvo la tradición: Jane Fonda, frente a su padre, simbolizó la gloria de las dinastías de Hollywood, fue nominada en la categoría actriz de reparto. Con su atemporal ambiente de lugar de vacaciones, sus imágenes de una naturaleza espléndida pero tranquilizadora, su música lírica y sentimental, En el estanque dorado demostró que el clasicismo de Hollywood siempre ha estado bien.
El último papel de Henry Fonda
Y, sin enfatizar el mensaje, el director Mark Rydell supo cómo mirar la ligereza de los momentos efímeros. Deja que la verdad se precipite en su película. En la orilla del lago, Jane Fonda revela su cuerpo esculpido por las sesiones de ejercicios aeróbicos, de las cuales ella es la sacerdotisa. Sus enfrentamientos con su padre tampoco parecen ser falsos: si ella era una estrella, Henry Fonda era un mito, y él sabía cómo demostrar esta superioridad. El carácter difícil del jubilado a quien interpreta no era una composición, y su debilidad física tampoco fue exagerada: este fue el último papel del actor, que fallecía el 12 de agosto de 1982.
Una época acababa pues con En el estanque dorado, donde el encantador verano se convierte en la melancolía de un final de la estación que anuncia la partida, la despedida del lago y de la casa. Hoy en día, esta sensación de fragilidad es la que seduce en esta película conducida por dos monstruos del cine: la gloriosa Katharine Hepburn se tomó un poco más de tiempo para bajarse de su pedestal, dijo Jane Fonda, falleció en 2003,
Al aportar espontaneidad y sinceridad a su puesta en escena, Mark Rydell indudablemente ha inclinado el destino de esta producción de prestigio donde todo podría haber sido mucho más controlado. En cambio, la modernidad de un cine menos forzado pasa por ella. Y esa fue quizás la clave para una marcha triunfal hacia los Oscar de principios de la década de 1980: mucha distinción, pero también un poco de relajación.
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