Estrenada en 1983, esta “teen movie” con Matthew Broderick, fascinado ya por la inteligencia artificial. Una película profética.
La película de John Badham imaginaba las aventuras de alumno de secundaria que, al navegar desde su ordenador en algo que aún no se llamaba Internet (el nombre fue oficial unos meses después de su estreno), desencadenaba una guerra nuclear entre los Estados Unidos y la Unión Soviética. Un thriller tratado como una comedia adolescente y que se ha convertido en una película de culto.
Una película premonitoria
Cuando los estudios de Hollywood recibieron el guión, no entendían nada: ¿Es ciencia-ficción? No del todo. El uso de un ordenador personal como el que posee el primer friki interpretado por Matthew Broderick es todavía muy raro. Pero perfectamente realista. La gran computadora que ha tomado el control de las operaciones militares es, por otro lado, una fantasía de cine anticipatorio. Pero, no por mucho tiempo...
Un cuento sobre videojuegos.
Al querer jugar al tres en raya en su ordenador, el estudiante de secundaria de la película descubre un juego más peligroso y comienza a investigar a su misterioso creador. Un hermoso personaje que los escritores querían encomendar, para enfatizar su poder y su magia, a John Lennon. Se enteraron de la muerte casi de inmediato, en diciembre de 1980.
La fascinación por la inteligencia artificial
Mientras aborda el tema del aprendiz de brujo para advertir sobre los peligros de la informática y la piratería (un mensaje para el que Ronald Reagan era muy sensible), Juegos de guerra se alimenta de la fascinación por la inteligencia artificial, y el artefacto creado está dotad de razón. Convierte a la computadora en un personaje. Bautizado con el nombre de Joshua.
A pesar del tiempo pasado, la película sigue manteniendo atractivo por ser una de las primeras obras cinematográficas en mostrar una primitiva y emergente internet, con sus módems telefónicos y sus pantallas de fósforo repletas de líneas de comandos. Muy vinculado a todo ello está la figura del hacker, perfectamente encarnado en Matthew Broderick y el protagonismo subyacente en la computadora todopoderosa, prototipo de las peligrosas inteligencias artificiales como el Skynet de Terminator que vendría tan sólo un año después.
A pesar del tiempo pasado, la película sigue manteniendo atractivo por ser una de las primeras obras cinematográficas en mostrar una primitiva y emergente internet, con sus módems telefónicos y sus pantallas de fósforo repletas de líneas de comandos. Muy vinculado a todo ello está la figura del hacker, perfectamente encarnado en Matthew Broderick y el protagonismo subyacente en la computadora todopoderosa, prototipo de las peligrosas inteligencias artificiales como el Skynet de Terminator que vendría tan sólo un año después.
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