Esta película dirigida por Clint Eastwood. Un gran éxito de la década de 1990 que esconde muchos secretos: como el de su guionista, David Webb Peoples. Nos centramos en este ilustre desconocido.
Empecemos, con un pequeño interrogatorio. ¿Quién es David Webb Peoples? No, no es miembro de un grupo de discoteca crypto-gay. ¿Entonces? Difícil, ¡eh! Sin embargo, es un prodigio totalmente desconocido. Agárrense bien: este tipo, un escritor de altura, escribió los guiones de Blade Runner (1982), Lady Halcón (Ladyhawke, 1985), Sin perdón (Unforgiven, 1992), Héroe por accidente (Hero, 1992) (una de Stephen Frears un poco olvidada, pero super) y Doce monos (Twelve Monkeys, 1995). Un grupo sagrado de tiro. Sin embargo, la historia, de Sin perdón, data de finales de los años 1970. David Webb fue colocado en el disparadero después de la conmoción que sintió al ver Taxi Driver (1976). Sorprendido por la originalidad radical de los personajes, creados por Paul Schrader, el guionista de Martin Scorsese.
Delante de la cuartilla e blanco, Webb se lanza entonces a escribir un western que cuestiona la violencia, su origen, su eterno comienzo, por medio de figuras antihéores. Como Munny (el granjero que interpreta el mismísimo Clint Eastwood), un asesino arrepentido por lo que hizo tiempo atrás, que aspira ahora ser como el resto de los mortales. El escriba toma prestados algunos elementos de The Shootist de Glendon Swarthout (novela negra que Don Siegel adaptará más adelante). Completado, el guión se titula inicialmente La masacre de la puta de la cicatriz, que es más como una serie B o Z, pero tiene el mérito de ser ambiguo (¿es la puta a la que se mata? ¿O es ella quien perpetua la masacre?
El paquete de folios mecanografiados circula a principios de la década de 1980 por Hollywood, pero es un poco atemorizante para todos debido a su violencia. Coppola piensa que tiene posibilidades, considerando que es muy consistente. Finalmente, es en 1983 cuando Eastwood compra los derechos, pero lo guarda en el fondo de un cajón. David Webb probablemente pensó en una alucinación cuando, diez años más tarde, finalmente lo vio en la pantalla grande, muy fiel a lo que había escrito.
Delante de la cuartilla e blanco, Webb se lanza entonces a escribir un western que cuestiona la violencia, su origen, su eterno comienzo, por medio de figuras antihéores. Como Munny (el granjero que interpreta el mismísimo Clint Eastwood), un asesino arrepentido por lo que hizo tiempo atrás, que aspira ahora ser como el resto de los mortales. El escriba toma prestados algunos elementos de The Shootist de Glendon Swarthout (novela negra que Don Siegel adaptará más adelante). Completado, el guión se titula inicialmente La masacre de la puta de la cicatriz, que es más como una serie B o Z, pero tiene el mérito de ser ambiguo (¿es la puta a la que se mata? ¿O es ella quien perpetua la masacre?
El paquete de folios mecanografiados circula a principios de la década de 1980 por Hollywood, pero es un poco atemorizante para todos debido a su violencia. Coppola piensa que tiene posibilidades, considerando que es muy consistente. Finalmente, es en 1983 cuando Eastwood compra los derechos, pero lo guarda en el fondo de un cajón. David Webb probablemente pensó en una alucinación cuando, diez años más tarde, finalmente lo vio en la pantalla grande, muy fiel a lo que había escrito.
Thriller kafkiano por capítulos
Y así es como este famoso desconocido, que ahora tiene 79 años y vive en California, fue contratado por Ridley Scott en 1980 para Blade Runner, adaptación de una novela de Philip K. Dick, una primera versión firmada de Hampton Fancher existía, pero el cineasta pensó que era un borrador. Para 12 monos (Twelves Monkeys, 1995), de Terry Gilliam, la orden fue rehacer El muelle (La Jetée, 1962), una película francesa de ciencia ficción dirigida por Chris Marker. Ni Janet, su esposa, ni David había visto la película de Chris Marker en ese momento. Después de verla, se sienten atascados porque encuentran "la película perfecta" y no pueden ver cómo reescribirla si no se inspiran en ella muy libremente, para hacer otra cosa, una especie de thriller kafkiano por episodios, vértigo espacio-temporal. Las épocas se mezclan de forma espectacular.
Citemos también que David Webb Peoples también dirigió una película, Sangre de héroes (The Blood of Heroes, 1989), una película post-apocalíptica, una combinación Rollerball y Mad Max, alrededor de un original y bárbaro juego, cuyo desafío es ir y clavar un cráneo de perro en el piquete del campamento de enfrente. Nunca se había visto algo igual, con Rutger Hauer, Vincent d'Onofrio y Joan Chen, una película tan mal hecha y ridícula que se vuelve involuntariamente divertida y cómica. Aún así, ¿quién sabe si David Webb Peoples no habría dirigido una obra maestra sin querer?
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