Probablemente era el último gigante de la edad de oro de Hollywood, porque había empezado, sorprendentemente joven, firmando algunas de sus mejores películas antes de los treinta años. Stanley Donen murió el pasado jueves 21 de febrero, y es hora de cantar bajo la lluvia, ¡y bailar también! - Para rendir homenaje a este genial cineasta.
Así que una noche de estas, ahora que se acercan las vacaciones de Semana Santa, paramos todo y no ponemos a ver, con la familia, las cortinas cerradas, las puertas cerradas, una de las películas más bellas de la historia del cine, la que demuestra, a través de su evocación del fin del cine mudo, que hay otras formas además del realismo de contar una historia, que podemos cantar, bailar y que puede ser muy profunda: la película se llama Cantando bajo la lluvia (Singin' in the Rain, 1952), y su director, Stanley Donen, que falleció a los 94 años de un ataque al corazón, se dio cuenta cuando tenía solo 27 años, la edad en la que, hoy se deja la escuela de cine, realizando un cortometraje, y comenzamos a avanzar hacia la vida adulta.
Asombrado, adolescente, al ver de una película con Fred Astaire, Stanley Donen había soñado reproducir este momento de utopía y ingravidez. Apenas tenía 17 años cuando salió de Carolina del Sur para probar suerte en Nueva York, hacer se amigo de Gene Kelly y, a continuación, abandonar su propia y discreta carrera como bailarín, se fue a Hollywood para trabajar en la Metro-Goldwin-Mayer. Empezó coreografiando, los números de las películas musicales de los demás, lo que no le agradaba, y llegó su gran oportunidad de pasar a la etapa de director con la película Un día en Nueva York (On the Town) en 1949.
Le siguieron treinta películas más, entre ellas la obra maestra que ya se ha mencionado, pero también es obligado destacar en este género musical Siete novias para siete hermanos (Seven brides for seven brothers, 1954), Siempre hace buen tiempo (It's always fair weather, 1955), Una cara con ángel (Funny Face, 1957), con Audrey Hepburn. Posteriormente, como Hollywood abandonó a los musicales, dirigiendo irresistibles comedias como Charada (Charade, 1963) o Arabesco (Arabesque, 1966). Sólo rodó una película desde la década de 1980, Cartas de amor (Love letters, 1999), pero participó en festivales y homenajes, Lumière en Lyon, Cine Ritrovato en Bolonia, etc.
También deleitó al público con historias escabrosas sobre Hollywood, tuvo escondido una utopía jamás completamente satisfecha, el sueño de una película "que hablara de los sufrimientos de la existencia y de las dificultades crear una comedia musical, con el formato de una comedia musical. "Bob Fosse, Stephen Sondheim y otros siguieron este mismo sueño embriagador, y su deuda con Stanley Donen, nuestra deuda con todos ellos, es inmensa.
Rodaje de Cantando bajo la lluvia (1952) |
Rodaje de Un día en Nueva York (1949) en exteriores |
Siete novias para siete hermanos (1954) |
Audrey Hepburn y Fred Astaire en el rodaje de Una cara con ángel (1957) |
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