De la asombrosa Sospechosos habituales (The Usual Suspects, 1995), recordamos el ritmo trepidante y una narración animada, particularmente brillante. Bryan Singer despliega las mismas cualidades para contar el complot de los oficiales nazis contra Hitler, en 1944. En 2008, la expectación era enorme: fue grande: se esperaba, al mismo tiempo, la resurrección de Tom Cruise y el regreso de Singer como cualificado director dotado después de la decepcionante Superman Returns: El regreso (Superman Returns, 2006). Sin mencionar que el destino estaba en contra de Valkiria: contestación en torno a un cienciólogo en el papel de un resistente, negativos dañados y figurantes heridos en un accidente de camión...
La curiosidad fue grande pero no hubo decepción. Más que una serie de espectaculares escenas de acción, Valkiria es una emocionante película de espías, un thriller psicológico alrededor de estos militares que decidieron asesinar a Hitler, impulsados por un patriotismo frenético, una ambición personal o una aversión por este Führer que abandonaba a sus soldados y exterminó a los judíos.
Gravemente herido en combate, el coronel Claus von Stauffenberg (Tom Cruise), un aristócrata alemán, regresa de África y, tras unirse a la resistencia alemana, se convierte en el cerebro de la Operación Valkiria, cuyo objetivo era derrocar el régimen nazi y acabar con la guerra eliminando previamente a Hitler. El atentado, que fracasó por diversas circunstancias, consistió en la colocación de una bomba en el búnker del Führer en 1944. El plan preveía además la creación de un gobierno en la sombra que se haría cargo de Alemania tras la muerte del dictador.
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