A Gloria le gusta reír y bailar. ¡Qué importa si es algo sorprendente porque tiene 50 años!
En siete películas dirigidas en una docena de años, el chileno Sebastián Lelio construyó una familia y nos presentó a sus miembros disfuncionales: un joven burgués y su novia libertaria (La Sagrada Familia, 2005), adolescentes heridos (Navidad, 2009), una divorciada de cincuenta años (Gloria, 2013), una transexual (Una mujer fantástica, 2017), o una niña rechazada por su padre rabino (Disobedience, 2018)... Una gran familia constituida en su mayor parte por mujeres, siempre entre dos mundos, dos sexos, dos edades, dos amantes. Y desgarradas por amores imposibles o infelices.
En su última película, el director encuentra a la mujer divorciada que filmó hace seis años, Gloria, y le da un apellido, Bell (en inglés, la frase "sonar una campana" significa "recordar algo"...). Fue Julianne Moore quien le propuso a Sebastián Lelio asumir el papel, para un "reimaginación" muy fiel de su película de 2013, si no es por la el traslado de la acción de Santiago a Los Ángeles. Gloria, una divorciada de espíritu libre (Moore) pasa los días trabajando en una oficina. Por la noche se desata bailando en las diferentes discotecas de Los Ángeles. Cuando encuentra a Arnold (Turturro), su vida cambia radicalmente al verse inmersa en un inesperado romance...
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