(cont.)
Cuando cualquiera de esas actrices favoritas aparecía en una nueva película, subían las recaudaciones. Como es lógico, los exhibidores les pedían más películas con ellas a los distribuidores, y estos a su vez transmitían el mensaje a las productoras, en las que los primitivos magnates del cine sospecharon (y con razón) que, si los intérpretes descubrían hasta que punto eran populares pedirían que se les pagase más por su trabajo. Pero el ascenso de las estrellas era inexorable y estaba destinado a transformar la industria entera. Sin embargo, la vieja guardia de la industria cinematográfica se negó a extraer las conclusiones correspondientes, y se vio desplazada por una "nueva ola" compuesta por emprendedores productores que si supieron ver que el porvenir del nuevo medio se encontraba en las estrellas.
En 1910, cuando Laemmle consiguió sacar a la Lawrence de la Biograph, decidió dar a conocer este golpe de audacia a todo el mundo, utilizando para ello otro factor vital: la publicidad, y recurriendo en ocasiones a medidas extravagantes e, incluso, poco honestas. Primero lanzó un falso reportaje periodístico en el que se decía que Lawrence había fallecido en un accidente de tranvía en San Luis. Luego, acusó a la Biograph de ser los inspiradores de la falsa noticia, y mandó insertar un anuncio en la prensa diciendo que estaba viva y bien viva, que ahora trabajaba para él en exclusiva, y que estaba dispuesto a demostrarlo enviándola a San Luis. La llegada de la nueva estrella de la IMP a la ciudad provocó la primera manifestación de histeria de los "fans" ante una personalidad del cine. Una muchedumbre (más numerosa que la que había recibido al presidente Taft,vigésimo séptimo presidente de los Estados Unidos) se congregó en la estación de ferrocarril y en todo el trayecto hasta el cine en el que se exhibía su última película. Cuando llegó al mismo, la pobre muchacha tenía el atuendo destrozado y estaba a punto de sufrir un ataque de nervios. Pero el estudio se mostró encantado. Tanto la prensa de San Luis como la del resto del país prestaron gran atención a la noticia. Había nacido el "star-system".
Una vez desencadenada, la fiebre por las estrellas se extendió por toda Norteamérica. Atrajo a intérpretes en paro a los estudios de Nueva York, Chicago y Los Angeles; y, entre ellos, a una muchachita de Brooklyin (Norma Talmadge), al modelo de un escultor (Francis X. Bushman, el primer "amante apasionado" del cine), a un sheriff (Tom Mix) y a incontables empleados y vendedores, todos ellos en busca de la fama y la fortuna. Aquí se encuentra la clave de la enorme popularidad que las estrellas de cine americanas llegaron a alcanzar en todo el mundo, pues todas ellas habían salido del medio ambiente que las rodeaba, y resultaba relativamente fácil identificarse con ellas.
Clara Kimball Young en una foto publicitaria, que muestra su ascenso al estrellato |
Una vez desencadenada, la fiebre por las estrellas se extendió por toda Norteamérica. Atrajo a intérpretes en paro a los estudios de Nueva York, Chicago y Los Angeles; y, entre ellos, a una muchachita de Brooklyin (Norma Talmadge), al modelo de un escultor (Francis X. Bushman, el primer "amante apasionado" del cine), a un sheriff (Tom Mix) y a incontables empleados y vendedores, todos ellos en busca de la fama y la fortuna. Aquí se encuentra la clave de la enorme popularidad que las estrellas de cine americanas llegaron a alcanzar en todo el mundo, pues todas ellas habían salido del medio ambiente que las rodeaba, y resultaba relativamente fácil identificarse con ellas.
Ramon Novarro y Francis X. Bushman en Ben-Hur (Ben-Hur: A Tale of the Christ, 1925) |
(cont.)
No hay comentarios:
Publicar un comentario