Este excéntrico y entrañable cuento navideño creado por uno de los autores de Gru: mi villano favorito (Despicable Me, 2010) se distribuye de forma gratuita por Netflix hasta el 17 de noviembre.
¿Sabía qué? En el pasado, Santa Claus era solo un viejo leñador taciturno, escondido en las profundidades de su bosque, al norte del globo terráqueo. Para su primer largometraje animado, Klaus (2019), Netflix ha elegido confiar en el español Sergio Pablos, cuya historia fue la base para el guión de Gru: mi villano favorito. El resultado, todo en un humor impertinente, siluetas angulosas y luces polares, es una historia de orígenes sin igual, un cuento navideño excéntrico y entrañable, muy lejos de la empalagosas películas habituales.
Un cartero es enviado a una ciudad congelada en el norte, donde descubre que Papá Noel está escondido. A Jesper (voz de Quim Gutiérrez), el peor estudiante de la academia postal, le destinan a Smeerensburg, una gélida isla más allá del Círculo Polar Ártico, donde sus conflictivos habitantes apenas intercambian palabras y, mucho menos, cartas. Jesper está a punto de rendirse cuando encuentra una aliada, Alva (Belén Cuesta), la profesora del pueblo. También descubre a Klaus (Luis Tosar), un misterioso carpintero que vive aislado en una cabaña repleta de juguetes hechos a mano. Estas improbables amistades traerán la alegría de nuevo a Smeerensburg, y crearán un nuevo legado de vecinos generosos, leyendas mágicas y calcetines colgados con cariño en las chimeneas.
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