Adaptación de un libro finlandés publicado en 1956, esta película de animación en 3-D asume una prioridad medioambiental: la preservación del agua. Recomendada para niños y niñas a partir de 4 años.
El libro infantil del finlandés Sebastian Lybeck, y llevado a la pantalla por un dúo de directoras alemanas, Nina Wels y Regina Welker, se ha vuelto profético en estos tiempos de calentamiento global. A pesar de una animación 3D algo rígida, esta encantadora odisea ecológica nos convence.
La historia en dos palabras: mientras los animales del bosque ahorran preciosamente cada gota de rocío, un erizo y una ardilla deciden robarle al tiránico rey de los osos un cristal que genera agua, para terminar con la sequía.
El argumento para hacer que les guste: Latte Igel und der magische Wasserstein (que podría traducirse como El erizo Latte y el cristal mágico) toma la forma, clásica pero efectiva, de una odisea animal. Antes de alcanzar su objetivo, el dúo se cruza con personajes llamativos: un sapo hembra que parece una bruja, una manada de dulces.
Lo que aprenderán: Regina Welker y Nina Wels sensibilizan a los jóvenes espectadores sobre uno de los principales desafíos del siglo XXI: el agua, un recurso vital (para los hombres, para la biodiversidad), debe ser salvado, compartido por todos. Nadie puede apropiarse de él. No es accidental que el oro azul esté contenido aquí en un precioso cristal.
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