Los dos siguientes títulos de Fellini sellarían su reputación como cineasta fuertemente personal y autobiográfico. Ocho y medio (Otto e mezzo, 1963), gira en torno a la crisis artística y de identidad de un director de cine. Guido (Marcello Mastroianni), que tiene problemas con su esposa (Anouk Aimée) mientras sostiene una aventura amorosa con otra mujer. La película está ambientada en un balneario al que Guido ha acudido para intentar recuperarse de un derrumbamiento nervioso y terminar un guión para una película sobre la odisea de unos supervivientes de la Tercera Guerra Mundial. Se ve constantemente acosado por el productor y por los actores que a van a trabajar en ella y, poco a poco, se va dando cuenta que debe rodar una película mucho más personal e intimista, en la que afronte sus propias angustias e inquietudes. Con Ocho y medio, Fellini logró una película extraordinaria, en la que la realidad y la fantasía se mezclan y superponen de una manera casi imperceptible. El argumento indica que Fellini había realizado una película autobiográfica. El mismo reconoció:
"Me doy cuenta de que Ocho y medio es una confesión desvergonzada de que es inútil intentar hacer olvidar a la gente que se trata de la historia de mi propia vida, pero yo siempre me planteo hacer una película que primero me guste a mi y luego al público. En el caso de Ocho y medio, la línea divisoria entre lo que rodé para mi mismo y lo que rodé para el público es tan sutil que resulta casi inexistente". Para complicar más las cosas, Fellini dijo posteriormente que Ocho y medio no es tan autobiográfica como parece.
Fedrico Fellini en Ocho y medio (1963) |
Marcello Mastroianni en Ocho y medio (1963) |
(cont.)
No hay comentarios:
Publicar un comentario