Cuando Fellini amplió esta visión personal para explorar las construcciones ideológicas sobre la naturaleza humana y la sociedad, en lugar de limitarse a realizar películas llenas de un rosáceo humanismo se vio abandonado por la mayoría de los críticos. Los mismos comentaristas que habían alabado sin reservas su obra anterior y le había aclamado como a un genio del cine, se sintieron evidentemente confundidos ante el tono abiertamente satírico e irónico de su últimos trabajos.
El desfile de los clérigos, luciendo su últimos modelos de ropa eclesiástica en Roma (1972) |
Uno de los factores que más debió contribuir a a su cambio de estilo a mediados de la década de 1960 se pudo deber a la ruptura con sus anteriores colaboradores. Tulio Pinelli y Ennio Flaiano había colaborado en todos los guiones de Fellini hasta Giulietta de los espíritus (1965); a partir de entonces, Fellini colaboró fundamentalmente con Bernardino Zappani y Brunello Rondi. El montador Ruggiero Mastroianni, que comenzó su relación con Fellini con Giulietta de los espíritus, montó desde entonces sus películas. El operador Ottello Martini, rodó todas las películas de Fellini hasta Boccaccio '70 (1962), a partir de la cual se vio sustituido por Giuseppe Rotunno. El único colaborador que siguió trabajando ininterrumpidamente con Fellini hasta su muerte en 1979) fue el compositor Nino Rota. No obstante, todos estos datos apenas fueron tenidos en cuenta por los críticos que escribían sobre la obra de Fellini, y que no se cansaron de llamarle genio sin plantearse en ningún momento hasta qué punto sus películas deber ser atribuidas únicamente a sí mismo o al resultado del esfuerzo colectivo de Fellini y su equipo.
Sophia Loren en Boccacio '70 (1962) |
La mayor cualidad de Fellini no consistió simplemente en su extraordinaria imaginación visual, sino también en su dominio del medio cinematográfico. Es posible deleitarse con sus imágenes de carácter surrealista, irónico o cómico; asombrase ante los extravagantes personajes con los que llenó sus películas, en muchos caso actores no profesionales; apasionarse con sus preocupaciones temáticas, de odio--amor con la Iglesia y sus miembros; analizar el uso simbólico y metafórico que hace del mar, las carreteras, los payasos y el mundo del circo; pero, por encima der todo estos factores se encuentra el hecho de que controló a la perfección el proceso de realización de una película, especto en el que fue insuperable. Guste más o menos, lo que nadie puede negar es que Fellini fue un director enormemente personal y creativo.
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