Un perro andaluz (Un chien andalou, 1929), de Luis Buñuel
Considerado como el primer filme surrealista de la historia, este cortometraje, con el que Luis Buñuel debutó en el mundo del cine, se compone de asociaciones figurativas o sensoriales propias de la poética del surrealismo y de los escritores de la Generación del 27. El guión fue escrito por Salvador Dalí y por el propio Buñuel a partir de los sueños de ambos.
La cinta, cuyo título, por cierto, no tiene nada que ver con la trama que narra, causó un gran revuelo en su día. Tanto, que la leyenda asegura que Buñuel acudió al estreno con los bolsillos llenos de piedras para poder defenderse en caso de que fuera agredido por el público. Y lo cierto es que, considerando la potencia de las imágenes del filme, la historia tiene todos los visos de ser cierta. Por cierto, el ojo rasgado por una navaja (quizás la escena más impactante de la cinta) pertenecía a una vaca.
Todo un clásico del cine de arte y ensayo, una obra única y de culto, fruto de la poderosa imaginación de dos jóvenes mentes -Buñuel tenía 29 años y Dalí 25- poseedoras de un talento tan singular como genial.
Transgrediendo los esquemas narrativos canónicos, la película pretende provocar un impacto moral en el espectador a través de la agresividad de la imagen. Remite constantemente al delirio y al sueño, tanto en las imágenes producidas como en el uso de un tiempo no lineal de las secuencias.
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