Fantásticas cabalgadas, heroína orgullosa e imprudente... La magnífica película animada de Rémi Chayé es también un western impresionante en forma de viaje iniciático. Y el retrato inspirador de una niña exploradora que se convirtió en un mito.
Hace cuatro años, con su primer largometraje de animación El techo del mundo (Tout en haut du monde, 2016), Rémi Chayé eligió la San Petersburgo del siglo XIX y luego el Polo Norte como telón de fondo para el viaje emancipatorio de una joven de la aristocracia rusa. Su puesta en escena exhaló el aliento de la aventura en colores dignos de Derain o Nicolas de Staël.
Y su heroína rubia, tan intrépida, fue suficiente para hacer palidecer a todas las princesas de Disney. Aquí es aún más conquistador, ya que ambienta esta segunda película de aventuras en las tierras míticas de la prisa hacia el oeste, en la América de 1863, a través de llanuras, cañones y bosques. Desde los créditos, la música y los paisajes lo proclaman tanto como el nombre de su nueva heroína: ¡estamos en un western en cinemaScope! Pero en el lado femenino. Y a la altura de un niño. Dado que la juventud de Calamity Jane sigue siendo en parte un misterio para los historiadores, el cineasta y sus coguionistas han inventado la futura figura legendaria con un entusiasmo consecuencia iniciática de un relato primigenio.
El director nos revela los secretos de hacer esta pequeña joya para niños a partir de 6 años, en los cines franceses desde el pasado 14 de octubre de 2020 (sin fecha aún de estreno en España). Con Josep (2020), de Aurel, estrenada el 30 de septiembre de 2020 en Francia (en España, a partir del 4 de diciembre), Calamity, A Childhood of Martha Jane Cannary, dirigida a un público joven, es una de las grandes películas de animación de este otoño. La película narra el viaje de la joven y su familia en una caravana que cruza las Grandes Llanuras en el corazón del siglo XIX (Martha Jane Cannary nació en 1852 en Missouri y murió 55 años después en Dakota del Sur), fue coronada con el Premio Crystal al mejor largometraje en el último Festival Internacional de Cine de Animación de Annecy.
Después de cinco años de trabajo, en colaboración con un equipo de casi setenta animadores, Rémi Chayé ofrece una película vigorizante con paisajes suntuosos, servidos por colores extraordinarios inspirados en los pigmentos naturales utilizados en la pintura al óleo. Encuentro con el director en torno a temas queridos por la heroína descarada, que supo manejar con destreza el lazo para liberarse de los grilletes.
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