Cinco entregas tiene a sus espaldas la saga Taxi, y eso sin contar el remake americano que se hizo en 2004. Desde luego el éxito de la franquicia escrita y originada por Luc Besson tiene un motivo claro: es muy divertida.
La primera entrega de Taxi estuvo 20 semanas seguidas entre los primeros puestos del Box Office francés. Fue un fenómeno inmediato e hizo que la franquicia despegara para no bajarse nunca del carro del dinero. Recaudó 44 millones en todo el mundo, pero sus tres secuelas no bajaron de los 65. En total han conseguido más de 281 millones de dólares.
Justo antes de que iniciara el rodaje de la primera entrega, Gérard Pirès se cayó de un caballo y estuvo ingresado en el hospital durante semanas. El accidente obligó a los productores a buscar un sustituto de urgencia, y acabaron contratando a un hombre cuyo trabajo era repasado cada noche por el director accidentado. ¿Y quién era ese hombre? Pues Gérard Krawczyk, quien acabaría dirigiendo las tres películas siguientes.
El protagonista indiscutible de la saga Taxi es, claro, el taxi. Se mantuvo el mismo modelo durante las tres primeras entregas, un Peugeot 406 V6 con un motor de 3 litros y 24 válvulas. Capaz de ir a 306 kilómetros por hora, como demuestra la policía de tráfico en una secuencia, el coche se fue mejorando a cada entrega de la saga, tanto a nivel mecánico como estético.
Los villanos también merecen atención, así que no queremos dejar de lado los coches que conducían los enemigos de la saga. En la primera Taxi conducían un Mercedes-Benz 500E con un motor V8. Iban sobrados y elegantes, vaya. Los yakuzas de la segunda entrega huían con un Mitsubishi Lancer EVO VI, más rápido que el vehículo de los anteriores villanos. Y en la tercera cualquier todoterreno nos valía de sobra.
Pero además de mejorar el motor y arreglar desperfectos, el taxi sufre diversas mutaciones durante la saga. Y no hablamos de una mano de pintura, sino de un amplio abanico de gadgets. Desde los alerones retráctiles hasta las alas de avioneta que presentaron en Taxi 2, sin olvidarnos de la fusión con un todoterreno que se hizo para que en Taxi 3 el vehículo se moviera por la nieve con soltura. El mejor tuning que un coche podría desear.
Tenemos dos clases de cameo en la saga, los que son pasajeros y los que se atreven a conducir. Como parte del primer grupo podemos disfrutar del mismísimo Sylvester Stallone, que aparece subido en el taxi del protagonista al inicio de Taxi 3. Y en el bando contrario encontramos a Jean-Louis Schlesser y su copiloto Henry Magne. Jean-Louis ha ganado el Campeonato Francés de Superturismos, el Campeonato Mundial de Resistencia en dos ocasiones y el Rally Dakar en otras dos. La famosa pareja demuestra su brillo al volante del Peugeot 306 Maxi al inicio de Taxi 2.
Hay veces que agarrar un trozo de realidad es mucho más efectivo que replicarlo. La última escena de la película original se rodó durante el Campeonato francés de Fórmula 3 de 1997, en el circuito Paul-Ricard. Es por ello que durante la secuencia podemos ver los coches reales de los pilotos David Saelens y Stéphane Sallaz. Es más, el casco que utiliza Samy Naceri, el protagonista, al final de la película por es el del piloto de Fórmula 1 Olivier Panis. Así es fácil entrar en el personaje.
Luc Besson acabó el rodaje de Taxi tan impactado con el resultado de las persecuciones que, además de iniciar la escritura de la secuela empezó a trabajar en otra película. Se llamaba Transporter y acabaría siendo otra saga de acción y coches de lo más taquillera. El cineasta fue escritor y productor de la trilogía original que protagonizó Jason Statham y que ha acabado dando lugar hasta una serie de televisión.
Los rodajes con efectos especiales tradicionales pueden suponer un verdadero peligro, y en Taxi 2, por desgracia, se vivió uno de los peores momentos del cine. En concreto, durante una secuencia en la que el taxi debía volar por los aires al final de una persecución. Con el primer lanzamiento se quedaron cortos, pero en la segunda toma el vehículo salió disparado 15 metros más de lo debido, golpeando al cámara Alain Dutarte, que murió en el hospital. Remy Julienne, responsable de las acrobacias, fue condenado a indemnizar con 60.000€ a la familia, aunque más adelante esta conseguiría que la productora pagara una multa de 100000€.
Y para finalizar, vamos a decir un par de números. ¿Queréis saber cuántos coches se utilizaron para el rodaje de la primera entrega de la saga? Pues nada más y nada menos que 110. Número que fue subiendo a cada entrega hasta llegar a superar los 200.
(cont.)
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