El beso mortal (Kiss Me Deadly, 1955), de Robert Aldrich
Un oscura noche, el duro detective privado Mike Hammer recoge a una muchacha en la autopista, vestida únicamente con una gabardina. Pronto, su coche es sacado de la carretera por otro y, mientras él permanece semi inconsciente, ella es torturada hasta morir. Siguiendo su implacable código de conducta, Hammer decidirá seguir la pista de los asesinos y vengar la muerte de la joven, sin sospechar que tras la misma se oculta un secreto letal. Es tercer largometraje de Robert Aldrich tras su doble incursión en el western con Apache y Veracruz (ambas de 1954), es una película extraña e impensable en el cine contemporáneo: concebida como una de las clásicas producciones de serie B de la década de los cincuenta (un modelo que ofrecería no pocas joyas aprovechando justamente su condición minoritaria y, por tanto, la menor atención recibida por parte de los guardianes del pensamiento políticamente correcto). Un oscuro y violentísimo filme negro, protagonizado por el famoso detective creado por Mickey Spillane, Mike Hammer. De ritmo frenético y con un estilo visual marcado por planos de ángulos inverosímiles, está considerado como uno de los mejores trabajos de su director, Robert Aldrich. Mención a parte merece también la interpretación de Ralph Meeker en la piel de Hammer, un personaje en las antípodas del héroe clásico y que el actor supo retratar con brillante ambivalencia, moviéndose sin problemas entre el arquetipo del individuo sexy y el definitivamente ruín.
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