La mosca (The Fly, 1958), de Kurt Neumann
André Delambre, científico obsesionado con la idea de trasladar la materia, sufre unas terribles mutaciones cuando un insecto se introduce en su cápsula experimental. El resultado es que se produce una mezcla entre ambos y el científico queda convertido en un horrible ser, con la cabeza y un brazo de mosca. La única oportunidad de salvarle es encontrar a la mosca que se ha quedado con su cabeza y su brazo e intentar mezclar sus genes de nuevo. Un clásico de la ciencia-ficción de serie B de los años 1950, que dio pie en 1959 a la secuela, titulada Return of the Fly, la que fue seguida por una tercera parte en 1965, Curse of the Fly, y en 1986 se hizo un remake titulado La mosca (The Fly), dirigido por David Cronenberg y protagonizado por Jeff Goldblum y Geena Davis. La versión original es mucho menos siniestra que la imaginada por el cineasta canadiense, pero sale airosa en la comparación gracias a su buen ritmo, a sus dosis de humor negro y a su justamente célebre escena final. Dos curiosidades: su guión fue escrito por el novelista James Clavell, quien se basó en una historia corta de George Langelaan, y Vincent Price interpreta, por una vez, al héroe de la película.
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