El increíble hombre menguante (The Incredible Shrinking Man, 1957), de Jack Arnold
La película cuenta la historia de Scott Carey, un hombre que se ve afectado por una extraña mutación tras entrar en contacto con una mezcla de niebla radiactiva e insecticida durante una agradable travesía en barco en compañía de su mujer. Sin advertirlo en un principio, Scott comienza a menguar hasta quedar reducido a unos pocos centímetros. Sus intentos por encontrar un remedio a esta situación se ven frustrados ante los límites de la ciencia médica, que no halla respuesta para el mal que le aqueja. Esta metamorfosis obligará a Scott a enfrentarse a peligros para los que no estaba preparado, además de afectar a su forma de ser y ver el mundo. Así, deberá exprimir su ingenio para sobrevivir en una escala nueva, en la que se convierte en juguete o fuente de alimento de los animales que le rodean. Después de la aparición de la televisión, los estudios cinematográficos tuvieron que luchar para continuar llenando los cines con productos espectaculares. La Universal optó por realizar filmes de ciencia-ficción de serie B, teniendo en Jack Arnold a uno de sus directores más prolíficos en este campo. En el caso de El increíble hombre menguante, Arnold dirigió una angustiosa película donde la cotidianidad se convertía en una pesadilla. La historia está basada en una novela de Richard Matheson, autor asimismo del guion. La productora obligó a Matheson a incluir una moraleja católica al final de la cinta, pero esto no impidió que aún hoy en día siga considerado como uno de los mejores ejemplos del género fantástico de los años 1950. Destacan también los logrados efectos especiales que, elaborados con escaso presupuesto, todavía resultan creíbles.
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