El hombre con rayos X en los ojos (X: The Man with the X-Ray Eyes, 1963), de Roger Corman
El Dr. James Xavier desarrolla unas gotas destinadas a aumentar la gama de la visión humana, lo que permite ver más allá de lo "visible" del espectro en los rayos ultravioletas y de rayos X. Convencido de que los ensayos en animales y voluntarios son en vano, él empieza a probar las gotas en sí mismo. Inicialmente, Xavier descubre que puede ver a través de la ropa de la gente, y utiliza su visión para salvar a una joven cuyo problema médico fue mal diagnosticado. Con el tiempo y con el uso continuo de las gotas, el aumento de la capacidad visual de Xavier y su capacidad para controlarlo disminuye impidiéndole ver el mundo en términos humanos, sólo en las formas de luces y texturas que su cerebro es incapaz de comprender plenamente. Incluso cerrando los ojos puede ver a través de sus párpados. Su comportamiento se vuelve cada vez más errático, y sus colegas suponen que se está volviendo loco. Después de matar accidentalmente a un amigo, Xavier se da a la fuga, usando su visión de rayos x para trabajar en un carnaval y luego para ganar en los juegos de azar en un casino. Los ojos de Xavier se alteran junto con su visión: en primer lugar se vuelven negro y plata, y luego negro por completo. Para ocultar su apariencia sorprendente, lleva oscuras gafas de sol en todo momento. Al final de la película, Xavier conduce por el desierto y entra en un oficio religioso. Le dice al pastor que está empezando a ver las cosas en los bordes del universo, incluyendo un "ojo que nos ve a todos" en el centro del universo. El pastor le responde que lo que ve es "el pecado y el diablo", y declara la cita bíblica de "Si tu ojo te ofende ... arráncalo!", y Xavier decide cegarse a sí mismo en lugar de ver nada más. Un clásico del cine fantástico, dirigido por uno de los maestros del género como el mítico Roger Corman. La película comienza como un drama, sigue como una historia fantástica y acaba en el terror más absoluto. Gran parte de su éxito está en la interpretación de Ray Milland, que potencia la interpretación hasta tal punto que no se echan de menos unos efectos especiales más consistentes.
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