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Héroes superpatriotas
Los valores de los seriales estaban compuestos por una mezcla de patriotismo y de defensa de la "ley y el orden". Esto resultó especialmente evidente durante la II Guerra Mundial cuando los "malos" nazis o japoneses se ocultaban en los medios más insólitos, desde las llanuras de Texas hasta las selvas africanas. El racismo era descarado, sobre todo en las películas de la jungla, y el "peligro amarillo" constituyó una de las fuentes de inspiración de los seriales desde el primer momento, siendo especialmente evidente en The Yellow Menace (1916) y Los tambores de Fumanchu (Drums of Fu-Manchu, 1940).
Durante la Guerra Fría se pusieron de moda los agentes del comunismo aunque en ningún caso fueron tan explícitamente identificados o universales como los malos del Eje durante la guerra. Entre los ejemplos cabe destacar Canadian Mounties vs Atomic Invaders (1953), en la que un grupo de agentes extranjeros utilizaban un circo como fachada tras la que se ocultaba una trama destinada a arruinar el sistema financiero estadounidense, de forma que, tal como decía unos de los "malos": "Todos los países del mundo se vean obligados a comerciar con mi país".
A pesar del patriotismo y moralismo de los seriales, los burócratas de la ofician Hays y los grupos de censores les prestaron una gran atención, debido sobre todo por estar destinados a un público juvenil, esencialmente "impresionable". Una de las mayores quejas de los censores consistía en que el esquema del serial aseguraba que el "malo" saliese siempre triunfante, salvo al final. No obstante, inexplicables caprichos de la censura permitían la inclusión de escenas de violencia que habrían sido prohibidas en películas normales. Por ejemplo, en el serial de 1939 Zorro's Fighting Legion se permitía al héroe marcar con una Z la frente de su oponente. Un año después, cuando Tyrone Power hizo lo mismo en The Mark of Zorro (1940), la oficina Hays insistió en que esa escena fuese eliminada de la copia final.
A partir de 1956 no se han vuelto a producir seriales. La muerte del serial suele atribuirse no sólo a los cambios económicos que destruyeron la viabilidad de las producciones "en cadena" de Hollywood, sino también a un supuesto refinamiento del público que convertía en anticuados y desfasados eso "pueriles" entretenimientos. Pero, en los últimos años, el serial ha experimentado una sorprendente resurrección, como en uno de esos asombrosos rescates en el último memento que permitían al protagonista escapar del peligro inminente que le amenazaba al final de un episodio.
A partir de 1956 no se han vuelto a producir seriales. La muerte del serial suele atribuirse no sólo a los cambios económicos que destruyeron la viabilidad de las producciones "en cadena" de Hollywood, sino también a un supuesto refinamiento del público que convertía en anticuados y desfasados eso "pueriles" entretenimientos. Pero, en los últimos años, el serial ha experimentado una sorprendente resurrección, como en uno de esos asombrosos rescates en el último memento que permitían al protagonista escapar del peligro inminente que le amenazaba al final de un episodio.
Personajes favoritos de todos los tiempos como Superman, Flash-Gordon, Buck Rogers, el Llanero Solitario..., han reaparecido en superproducciones espectaculares que tienen con frecuencia dos o más partes. Y, sobre todo, dos de las películas más taquilleras de la historia del cine, La guerra de las galaxias. Episodio IV: Una nueva esperanza (Star Wars, 1977) y En busca del arca perdida (Indiana Jones: Raiders of the Lost Ark, 1981)-, podía citarse otros ejemplos-, han sido pensadas como episodios de series de larga duración, con la única diferencia que hemos tenido que esperar varios años en lugar de semanas para ver la continuación. Así La guerra de las galaxias. Episodio V: El imperio contraataca (Star Wars. Episode V: The Empire Strikes Back, 1981), es la continuación de La guerra de las galaxias. Episodio IV: Una nueva esperanza -en un principio, era la segunda parte-. Los enormes recursos técnicos, financieros y artísticos del cine actual parecen dedicados a la tentativa de recrear para los directores las emociones que experimentaron contemplando los seriales y películas de aventuras de sus progenitores o de su infancia, en sesiones matinales mientras comían ansiosamente palomitas de maíz.
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