(cont.)
Por supuesto, lo llamaron misógino. En efecto, en La abeja reina (Una storia moderna - L'ape regina, 1963), Marina Vlady acaba matando sexualmente a su marido para poder tener un hijo (ella no se responsabiliza de nada: ¡son el Estado y la Iglesia los que reclaman este crimen!).
Y en Liza (La cagna, 1972), Catherine Deneuve mata al mejor amigo de su hombre - un perro - para tomar su lugar y lamer la mano que se le tiende… Pero, como escribe Gabriela Trujillo, “¿por qué tanto retrato cruel de la mujer? ¿Puede ser sospechoso de misoginia? Después de todo, en este cine que salva vidas porque sin moral, ninguna zorra se demora, ninguna víctima es aburrida, ninguna arpía permanece así por mucho tiempo, ninguna femme fatale sobrevive feliz a su víctima. De sus heroínas, el cineasta dijo: “No son mujeres, sino oráculos. Antes de agregar: “La mujer siempre ha tenido las llaves de nuestro futuro, pero el hombre hizo todo lo posible para que ella no lo supiera."
Y eso es lo que pinta: hombres perdidos, patéticos, abrumados. Que disfrutan sexualmente con un llavero (I Love You). Que se esfuman como las figuras en un incendio fuego de un museo de cera (Adiós al macho (Ciao maschio, 1978)). O están totalmente fuera de lugar en La última mujer (L'ultima donna, 1976), Gérard el tosco (interpretado por Depardieu el sutil) fulmina: "Entonces, para lograr la igualdad entre los sexos, ¿debemos separarnos?" Lo que hace, además, como un idiota. Consecuencia inmediata: sus aullidos de dolor despiertan a su bebé asustado y llorando ¡Qué burla: todo por eso!
Bestiario insensato
Cuando no se está castrando, el hombre de Ferreri se lanza de lleno por la ventana (Marcello Mastroianni en L'uomo dei cinque palloni (Break Up), 1965). Pero, recuerda Gabriela Trujillo, “es toda la genialidad de Ferreri continuar la narración abajo, en la calle, donde un hombre (breve aparición del actor Ugo Tognazzi) hecha pestes contra el suicida porque al aterrizar dañó su auto...” Decididamente, el hombre es un animal curioso. De ahí que, en la obra del cineasta, un demencial bestiario compuesto por perros, gatos, ratas, ranas, guepardos y gorilas...
¿Qué pensaría Ferreri de nuestro tiempo? ¿Del Covid-19? ¿De #MeToo? ¿Del calentamiento global? ¿De Donald Trump? ¿De Greta Thunberg? Patearía las camillas, provocaría inevitablemente polémica, provocaría nuevos escándalos. ¡Ah, lo extrañamos!
No hay comentarios:
Publicar un comentario