Onibaba (1964), dirigida por Kaneto Shindô
Dos mujeres, una madre (Nobuko Otowa) y una esposa (Jitusko Yoshimura) tratan de salir adelante mientras aguardan el regreso de su hijo (y esposo) del campo de batalla. Para ello y, en medio de la escasez de alimentos, sobreviven despojando a los cadáveres de los soldados muertos o asesinando a estos guerreros solitarios o perdidos para poder vender sus armas y armaduras a cambio de alimentos. Un día regresa Hachi (Kei Sato), un amigo y compañero de batalla del hijo (y marido) de las mujeres. Él les cuenta que su amigo ha muerto y no regresará. Al poco tiempo, Hachi empezará a poner los ojos sobre la esposa de su amigo muerto y se creará una situación tensa con la madre, ya que esta siente que su nuera la abandone y la deje sola. Así que intentará evitar esa relación disfrazándose con la máscara robada a un guerrero asesinado días atrás. Se le aparecerá a su nuera por las noches en medio de los campos de juncos para asustarla y evitar sus encuentros con Hachi. La historia que nos cuenta Onibaba no es otra que una historia de supervivencia en medio de las guerras feudales que azotan Japón.
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