Te quiero, ye quiero (Je t'aime, je t'aime, 1968), de Alain Resnais
Tras recuperarse de un intento de suicidio, un hombre es seleccionado para participar en un experimento que consiste en viajar en el tiempo, algo que hasta ese momento solo había sido probado en ratones. No obstante, una falla provoca que el hombre viva acontecimientos de su pasado en un orden aleatorio. Otra incursión de Alain Resnais en el mundo de los mecanismos de la memoria, que toma como pretexto un típico esquema de ciencia-ficción. Su protagonista, sometido a una experimentación con una máquina del tiempo, verá como una avería altera el orden cronológico de los acontecimientos de su propia existencia. El conjunto resulta atractivo pero algo confuso. Esta nueva exploración poética de Resnais sobre la memoria, el presente y el pasado, sobre la conciencia y el subconsciente, la culpa y la nostalgia, fue un fracaso de crítica y público. Entre lo más interesante de este curioso film, figura la forma en que el personaje principal, dominado por los designios de su mente, no puede reponerse ni volver a su situación actual, quedando maniatado a un viaje interminable por los recovecos de su cerebro, viviendo hechos pasados, sobre los cuales poco y nada se puede hacer. Quizás ese sea el mayor logro de la película, sobre la metáfora de como uno mismo a veces no puede siquiera optar por el camino más lógico y conveniente.
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