Tasya Vos (Riseborough) es una agente de una organización secreta que utiliza implantes cerebrales para controlar el movimiento corporal de otras personas, obligándolas a cometer asesinatos que benefician a toda clase de peces gordos del mundo corporativo. Por Cronenberg Jr., un thriller seductor, clínico y sangriento, Gran Premio del Jurado en el festival Gérardmer el pasado mes de enero.
La manzana nunca cae lejos del manzano, dicen los ingleses. Pero, ¿es la metáfora vegetal la más adecuada para señalar la evidencia de filiación en la obra oscura y mutante de los Cronenberg, padre e hijo? Good Blood Couldn't Lie parece el título más apropiado, dada la cantidad de carne martirizada y hemoglobina que inunda la pantalla. Brandon tenía apenas 14 años cuando ya participaba en el desarrollo de los efectos especiales muy orgánicos de eXistenZ (1999), en el que Jennifer Jason Leigh se escapó a un mundo virtual conectando una consola gelatinosa a su sistema nervioso., A través de un orificio en la parte baja de la espalda… Un trauma sin duda fundador para el adolescente de la época, que hoy dirige la misma actriz en su segundo largometraje, radicalmente al estilo Cronenberg.
La asesina (Andrea Riseborough, impresionante), toma posesión de un hombre bueno (Christopher Abbott)… y lo convierte en un monstruo |
Aquí está al frente de una sociedad secreta que ha desarrollado una tecnología para apoderarse de las personas incrustándose en sus cuerpos, y así cometer asesinatos con impunidad. Como en su película anterior, Antiviral (2012), donde los fans fueron infectadoscon las enfermedades de sus ídolos, Cronenberg ignora la psicología. Casi nada se sabrá de los motivos y patrocinadores de los dos asesinatos, que son la esencia de la acción. Algodonosa y salpicada de salpicaduras de sangre, la película despliega una paleta abstracta y psicodélica, que sumerge al espectador en el interior de los personajes, cuya convulsa vida cotidiana comparte.
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