Este autodidacta de 33 años, seguidor del boxeo inglés y autor de thrillers, tiene gusto por lo marginal, por los saltos hacia lo desconocido. Para su segundo largometraje, tomado de una de sus novelas, asumió el desafío de un ambicioso rodaje en Filadelfia. El resultado: una brillante película mafiosa, que ha llegado a los cines el 26 de mayo.
Fuller, Pusher y Hagler. Un cineasta inconformista, una trilogía de thrillers ultraviolentos de Nicolas Winding Refn, una leyenda del box: la santa trinidad muscular de Jérémie Guez. Cuando solo tienes el nombre de pila de un profeta llorón y ninguna relación en el negocio, es mejor tener gustos un poco asertivos. Cinco novelas negras y dos películas del mismo color en el reloj con tan solo 33 años: el autodidacta no tiene por qué avergonzarse de su historial. No cuente con este hijo de inmigrante tunecina y madre de Vendée para quejarse de la interminable avería del ascensor social. "Todo lo que aprendí se lo debo a las bibliotecas y mediatecas municipales", admite sin falsa modestia.
En Sables-d'Olonne, donde nació, luego en Nantes, donde pasó su adolescencia, y donde sus padres visitan los mercadillos, vendiendo ropa, Jérémie Guez toma prestada una cantidad de VHS, sin anteojeras ni jerarquías. “Soy la última generación que no tuvo acceso a Internet. Fantaseabamos con películas antes de que pudiéramos verlas. Construye una relación con el cine y su acceso que no es igual en términos de inversión."
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