Punto límite: cero (Vanishing Point, 1971), de Richard C. Sarafian
Kowalski (Barry Newman), que trabaja en un negocio de alquiler de vehículos, apuesta que es capaz de conducir de Colorado a San Francisco en menos de 15 horas. Por el camino se encontrará con personajes variopintos: unos intentarán competir con él; otros, directamente, impedir que lleve a cabo su hazaña. Una noticia real, una persecución automovilística espectacular que puso a la policía en jaque durante horas, fue la inspiración para Guillermo Cabrera Infante, que mezcló en su guion de forma única el cine de persecuciones y la crónica contracultural. Su antihéroe, Kowalski (Barry Newman), es un ex-policía que tiene que conducir, hasta arriba de anfetaminas, un coche desde Denver a San Francisco, con la policía pisándole los talones y convirtiéndose por el camino en símbolo antiautoritario. Richard C. Sarafian dirigió con brío único y una notable capacidad para la abstracción a altas velocidades una película que solo duró dos semanas en salas en su estreno en Estados Unidos. Su éxito en Europa le dio una segunda oportunidad como parte de un programa doble junto a The French Connection, y entre eso y su incansable presencia en la televisión por cable en los ochenta, convirtieron a la película en una pieza de culto, y a su coche, el icónico Dodge Challenger, en un símbolo que fue reverenciado por la película de culto por excelencia de Tarantino, Grindhouse (Death Proof, 2007).
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