El valle de los placeres (Beyond the Valley of the Dolls, 1970), de Russ Meyer
Kelly MacNamara (Dolly Read), Casey Anderson (Cynthia Myers) y Petronella «Pet» Danforth (Marcia McBroom) son tres jóvenes miembros de la banda The Kelly Affair, cuyo mánager es Harris Allsworth (David Gurian), novio de Kelly. Los cuatro deciden viajar a Los Ángeles para encontrar a la tía de esta última, Susan Lake (Phyllis Davis), dueña de una gran fortuna, quien tras conocer a Kelly le promete un tercio de su herencia, lo que provoca la desconfianza de Porter Hall (Duncan McLeod), asesor financiero de Susan, quien considera a Kelly una hippie y tratará de desacreditarla con el fin de poder quedarse con todo el dinero. Tras conocer al excéntrico productor de música rock Ronnie «Z-Man» Barzell (John LaZar), los cuatro jóvenes se sumergen en un mundo de alcohol, drogas, sexo y depravación en el que descubrirán lo caro que puede llegar a ser alcanzar la fama. La historia sobre los problemas y ventajas de un trio femenino de rock para conseguir un lugar en el panorama de finales de los sesenta... En su primera película para un gran estudio, Meyer simplemente hizo lo que había venido ofreciendo durante años (esto es: chicas neumáticas, diálogos delirantes e incorrectos -escritos por el famoso crítico de cine americano Roger Ebert-, además de sexo y drogas por doquier) pero a lo grande. Así consiguió, pese a su clasificación X, uno de sus mayores éxitos. Concebida originalmente como una secuela de El valle de las muñecas (Valley of the Dolls, 1967), la película terminó convirtiéndose en una parodia de la misma.
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