Para su nueva película en cines desde el 9 de junio, el cineasta español Fernando Trueba adapta un bestseller escrito por el hijo de un médico humanista y comprometido con los desfavorecidos que fue asesinado en 1987. Una película sencilla y conmovedora que refleja la concepción del cine del director.
Con El olvido que seremos, Fernando Trueba adapta un bestseller escrito por el hijo de un médico asesinado en Colombia en 1987. Pero el director español también ha hecho un trabajo personal al crear la particular armonía de esta película, que habla de felicidad familiar y filial. amor. Y dónde se siente como en casa, nos cuenta. En El olvido que seremos, muestra el trabajo de campo del doctor Héctor Abad Gómez, en Colombia, en la década de 1980. Pero su película es también la evocación de una felicidad perdida, y tiene algo de proustiano. ¿Viene del libro de Héctor Abad, el hijo de este médico?
El libro de Héctor Abad fue como un cofre lleno de recuerdos, sentimientos y vivencias que pude aprovechar. Mi hermano David trabajó mucho en el guión, acordamos enfocar la adaptación en dos momentos, la infancia de Héctor con su padre, luego el final de su vida. Para mí, lo importante fue que se convirtió en cine. Siempre hay que buscar el cine. Cuando hablamos de esta película, evocamos principalmente, y eso es normal, la realidad vivida, Colombia, los derechos humanos. Pero es por el cine que quería hacerlo, para filmar tiempos, atmósferas, que cuentan tanto como la historia. Se trata de crear un mundo, capturar sensaciones.
Esta película ha sido ganadora del premio al mejor filme del Festival CineHorizontes en Marsella (Francia) en enero de 2021 y fue galardonada con un Premio Goya en la categoría de mejor película iberoamericana en marzo de 2021. La cinta se ambienta durante la violencia que vivió Colombia en los años 1980 y buena parte de los años 1990, época de los grandes capos de la droga, cuando reinaba la violencia ciega y fanática y cubría de sangre la ciudad de Medellín. Esa época nos sirve como telón de fondo para contarnos la vida de Héctor Abad Gómez desde la visión amorosa y orgullosa de su hijo Héctor Abad Faciolince, como una especie de homenaje a su padre ya fallecido, mostrándonos el amor incondicional de un padre a un hijo y viceversa, como un vínculo casi sobrenatural que liga a los implicados en un contrato que sólo se rompe con la muerte de uno de ellos. Es un amor que crece con los años entre su padre y él, convirtiéndose en una narración que trae a colación la vida, obra y muerte de su padre, del dolor profundo que le causó un país que se hundía en la más negra de sus horas, violentando y masacrando a todo aquel que diera su voz de protesta.
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