Los siete magníficos (The Magnificent Seven, 2016), de Antoine Fuqua es una nueva versión de la película de culto de John Sturges. Una relectura muy violenta, como el neoliberalismo, librada por estos siete mercenarios enojados. Éxito inesperado, disponible en Netflix.
No hubiéramos apostado ni un centavo en este remake de 2016 del clásico de John Sturges (él mismo un remake, a su vez, de los Los siete Samuráis de Kurosawa) confiado al muy desigual Antoine Fuqua. Sorpresa: saboreamos esta versión ultra violenta (multiplica por diez el número de cadáveres), co-guionada por Nic Pizzolatto (True Detective). Atrás quedó el caserío mexicano saqueado por los bandidos de Eli Wallach. Abran paso a Peter Sarsgaard, capitalista asesino que sobreexplota a un pueblo minero, dando acentos neoliberales a la frase original: “Dios inventó las ovejas para esquilar."
Frente a este especulador, los siete salvadores, contratados esta vez por una mujer, adquieren los rasgos de la América contemporánea, con, a la cabeza, un cazarrecompensas negro (Denzel Washington), que sabe rodearse sin sectarismos: un tirador que no me importa (Chris Pratti), un dandy enojado con violencia, un mexicano, un chino, un indio y un loco trampero de Dios… Se dibuja tan rápido como en un videojuego y las coreografías de tiroteos mirando a Quentin Tarantino, pero es esta unión interracial la fuerza de la película. ¿Los rostros de los tres supervivientes de esta guerra contra el poder del dinero?
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