La última casa a la izquierda (The Last House on the Left, 1972), de Wes Craven
Mari Collingwood (Sandra Peabody) es una joven de 17 años de edad que se va a Nueva York junto a su amiga Phyllis Stone (Lucy Grantham) para asistir a un concierto de rock. Cuando están en la Gran Manzana, terminan en el apartamento en el que se encuentra un grupo de delincuentes liderado por Krug Stillo (David Hess), quienes las torturan y violan. Wes Craven debutó como director (el que a posteriori acabaría siendo uno de los grandes magos del terror de todos los tiempos) de largometrajes con esta película barata inspirada por El manantial de la doncella de Ingmar Bergman y con imaginería puntual derivada de la Ofelia de John Everett Millais. La película tiene una enfermiza atmósfera, pasando de lo urbano al bosque, de la ciudad a la casa aislada del título, con contrastes de tono en paralelo (el matrimonio feliz preparando la tarta de cumpleaños, el dúo torpe-cómico policial) hasta centrarse en un grupo de sádicos (incluida Jeramie Rain, futura mujer de Richard Dreyfuss) encantados de hacer sufrir a los demás. Su brutalidad la hizo estar censurada en muchas partes del mundo.
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