La transmisión en las plataformas de Lluvia negra, de Shohei Imamura, es una oportunidad para explorar hasta qué punto el cine japonés puede causar escándalo. En la tierra de la cortesía excesiva y la desviación extrema, un puñado de cineastas que se apresuran a argumentar han podido aprovechar estos clichés al producir películas ultra provocativas.
1.- El imperio de los sentidos (Ai no korîda, 1978), de Nagisa Oshima
La película narra, de manera sexualmente explícita, un hecho real ocurrido en la década de 1930 en Japón. La película generó una gran controversia internacional en su estreno. En España también generó críticas durante sus pases en festivales cinematográficos o en televisión. Aunque la intención de Ōshima fue darle una distribución comercial muy amplia la inclusión de escenas de sexo explícito entre los actores principales (Tatsuya Fuji y Eiko Matsuda) causaron su censura que, al menos en Japón, sigue vigente dado que la película se exhibe con escenas cortadas.
2.- El imperio de la pasión (Ai-No borei, 1978), de Nagisa Oshima
Basada en un hecho real, que inspiró la historia escrita por Itoko Nakamura y el realizador japonés, fue una coproducción entre Oshima Productions y Argos Films. Estrenada en el Festival de Cannes de 1978 Ōshima obtuvo con esta cinta el premio al mejor director6 entre otros galardones y nominaciones. También fue escogida por la Academia del Cine de Japón para representar a su país en los Premios Óscar pero no fue seleccionada.
El título se refiere al área de Dōtonbori, en Osaka, Japón. Una historia de amor entre una mujer de 29 años, que alguna vez fue prostituta pero ahora es amante de un rico comerciante de joyas, y una estudiante universitaria de 19 años.
Adaptada a partir de la historia autobiográfica de Kazuo Dan que fue publicada pocos meses antes de su muerte, House on Fire narra la historia de un popular escritor que comparte su complicada vida con su familia, sus varias amantes y su trabajo. Fue elegida Mejor Película en la ceremonia de los premios de la Academia de Japón
5.- Lluvia negra (Kuroi ame,1989), de Shôhei Imamura
Al final del Festival de Cine de Cannes de 1989, la única indignación que provocó esta adaptación pacífica de la novela de Masuji Ibuse fue su ausencia en la lista de premios. Sin embargo, recordó lo que convirtió a Shohei Imamura en un asiduo de las polémicas en su país (tras el escándalo provocado por Cerdos y acorazados (Buta to gunkan) en 1961, el estudio con el que estaba contratado le prohibió rodar durante dos años). En Lluvia negra, Imamura se apega a una heroína a la que se le niega toda vida sexual, porque fue irradiada por la bomba atómica de Hiroshima. Una forma de que el cineasta vuelva a centrar su interés en las personas de bajos ingresos, víctimas de la política militarista de Japón, y evoque un mundo de frustraciones y confinamiento, al margen de la historia oficial.
6.- Gohatto, también conocida como Taboo (1999), de Nagisa Oshima
Es un relato de la vida del samurái en una escuela de entrenamiento durante el período Bakumatsu, finalizando la era del samurái a mediados del siglo XIX. Específicamente, se centra en la homosexualidad dentro de la tradición shudō en un ambiente parcialmente cerrado. La película mantiene numerosos nombres originales de la historia de Japón concernientes a ese período, así como también de los miembros del Shinsengumi. El guion de la película, escrito por Ōshima, está basado en las novelas cortas Maegamino Sozaburo y Sanjogawara Ranjin de la novela Shinsengumi Keppūroku de Ryōtarō Shiba.
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