Con motivo del Festival Lumière, que se celebró el sábado 9 de octubre de 2021 Lyon, una retrospectiva hace justicia a Gilles Grangier, maltratado por François Truffaut en su célebre artículo “Une certaine tendance du cinéma français”. Este cineasta generoso y popular, merece ser descubierto.
Bernard Blier, Antoine Balpetre, Jean Gabin y Franck Villard en Le cave se rebiffe (1961), de Gilles Grangier |
Entre las siempre bienvenidas retrospectivas del Festival Lumière, que se inaugura este sábado 9 de octubre en Lyon, es imposible ignorar la de Gilles Grangier (1911-1996), llamada "Du cinéma populaire". Un título que podríamos cambiar por "Gilles Grangier". Cuando Truffaut se equivocó” o “Gilles Grangier, cabeza de turco de los Jóvenes Turcos”.
Flashback al mes de enero de 1954 cuando se publicó el número 31 de Cahiers du Cinéma de André Bazin, que contenía el artículo "Una cierta tendencia en el cine francés" de François Truffaut. El joven crítico allí castiga, con talento y crueldad, el cine de "calidad francesa", ese cine "de papá" que detesta, y cuyos representantes, según él, son, entre otros, Jean Delannoy, Yves Allégret, Claude Autant-Lara… y Gilles Grangier.
Desde el artículo demoledor de Truffaut, el agua ha corrido bajo los puentes de la cinefilia. Hay que redescubrir la humanidad y la mirada divertida y tierna de los pequeños de Grangier, que, ya un chaval de París, cuando frecuentaba los cines de barrio, solo se planteaba como trabajo de mayor: hacer cine. Su padre era aficionado al music hall e inventor de profesión: entre sus creaciones, un pincel que asombró al jurado del concurso Lépine, o un cepillo de perro con líquido antipulgas; su hijo luego comentaba, con humor, que su calvicie total, a partir de los 30 años probablemente se debió al hecho de que, cuando él era un niño, ¡nunca se sabía si los biberones que había en el baño de la familia contenían champú o la fórmula antiparasitaria de un nuevo padre!
(cont.)
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