Al filmar la vida cotidiana de una sala de consumo de menor riesgo (para el consumo de drogas), Cécile Dumas y Edie Laconi han logrado plasmar la belleza de las palabras de los excluidos de nuestra sociedad. Un documental muy respetuoso, palpitante de humanidad.
Cuando, hace poco más de cinco años, Cécile Dumas se enteró de que se iba a abrir una sala de consumo de menor riesgo (SCMR) cerca de la Gare du Nord y del hospital Lariboisière, en el décimo distrito de París, Es la habitante del distrito y madre de familia más que periodista que quería conocer esto primero en Francia. Treinta años después del primer local de este tipo, inaugurada en Suiza (en Berna) en 1986, los drogadictos sin hogar que conoció entonces incluso en su calle, se beneficiarían finalmente de un dispositivo adaptado a su situación, que les permitiría practicar su adicción en condiciones aceptables de comodidad y seguridad. “Con otros padres de alumnos, conocí a profesionales de la asociación Gaïa, encargados de esta sala. Hablando con ellos, rápidamente me quedó claro que el tema era fascinante y que había una película por hacer”, explica la autora de L'Odyssée Rosetta et des Nouveaux Secrets de notre herédité, más familiarizada con las cuestiones científicas que de los problemas sociales.
“Sin embargo, es una película de pura sociedad la que nos ofrece hoy: Ici je vais pas mourir (2019), estrenada en cines el 20 de octubre, y cuyo título se hace eco de la confianza de uno de los protagonistas. Sin más comentario que contextualización o justificaciones médicas, este largometraje de cine directo da todo el espacio a las palabras de los usuarios del lugar. El cuidado con el que está grabado y editado cuenta mucho en el éxito de este documental en coautoría con Edie Laconi (Champ de batailles (2018)), un hombre de cine más avezado en películas testimoniales.
-"Esperamos hasta que conocimos a la gente hasta que casi fuimos parte de la escena para sacar nuestra cámara"- afirma Cécile Dumas, codirectora del documental. "El equipo de Gaia tardó un poco en llegar a un acuerdo con nosotros", comenta. Recordó malas experiencias con personas en busca del sensacionalismo, poco observador en cuanto a la ética se refiere. Sin embargo, nuestros exploradores tuvieron un comienzo rápido, y el tiempo que les tomó llegar al camión que habían instalado antes de que se abriera el lugar los convenció gradualmente de la honestidad de nuestras intenciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario