La plataforma se hizo con los derechos de la obra completa del escritor británico, otorgándose el inmenso privilegio de imaginar todo tipo de proyectos de adaptación. Y para cortar la alfombra debajo de la competencia del estudio.
El 11 de octubre, Timothée Chalamet compartió en las redes sociales una primera foto de Wonka, la película sobre la juventud del chocolatero demiurgo que actualmente está rodando. El actor, disfrazado, tiene una mirada de reojo, lúgubre. Sin duda sabe que Wonka será un caso especial: esta producción de Warner es la última en poder utilizar los personajes e historias creados por Roald Dahl. A partir de ahora, las adaptaciones del autor de Charlie y la fábrica de chocolate, El gran gigante bonachón y muchos otros son propiedad exclusiva de Netflix.
La plataforma incorporó a finales de septiembre en su cartera la Roald Dahl Story Company (RDSC), gestora de los derechos de toda la obra del escritor. Es decir veinte novelas y quince colecciones de cuentos disponibles en un sinfín de películas y series. Mucho más de lo que Dahl permitió durante su vida, como recuerda el periodista Julien Bisson, supervisor de la reciente antología de Roald Dahl, Tales of the Unexpected: “ Dahl conocía perfectamente el mundo del cine por haber escrito varios guiones, como el de Solo vivimos dos veces, hasta el punto de haber rechazado entonces durante mucho tiempo que sus obras para jóvenes ser adaptado". Pero sobre todo habiendo tenido una pésima experiencia con los productores de la versión de 1971, Charlie y la fábrica de chocolate.
Freddie Highmore en Charlie y la fábrica de chocolate (2005) |
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