Pocos cineastas de Quebec han logrado irrumpir en Hollywood. Jean-Marc Vallée fue, después de Denis Villeneuve (Blade Runner 2049, Dune), el más conocido de ellos. El director de C.R.A.Z.Y. (2005), murió en su cabaña cerca de Quebec en la víspera de Navidad; las circunstancias de su muerte aún se desconocen.
La carrera estadounidense de Jean-Marc Vallée se desarrolló en dos etapas. El éxito en los cines canadienses de su primer largometraje, el thriller Blacklist (1995), le abrió las puertas a los estudios californianos, donde rodó en rápida sucesión un western, Renegados 2: Los locos (1997), con Mario Van Peebles, y un thriller, Loser Love (1999). Luego regresó a su país natal para llevar a cabo un proyecto de diez años: C.R.A.Z.Y. (2005), el retrato, desde 1960 hasta principios de la década de 1980, de una colorida familia donde solo nacieron varones, uno de los cuales se pregunta, en la adolescencia, si no prefiere, precisamente, a los chicos. Esta comedia retro-moderna, que consigue ser a la vez atrevida y conservadora, será un éxito en Canadá (donde la película ganó once Génie, los Oscar del cine local, un récord aún por batir) como en el resto del mundo.
Esto le permite realizar, entre Montreal y París, Café de Flore (2011), con Vanessa Paradis, que narra los destinos paralelos de Jacqueline, madre de un niño con síndrome de Down en los años sesenta en París, y de Antoine, un DJ de éxito recién divorciado en el Montreal actual. Las dos historias se unen a través del amor. Un amor eufórico, obsesivo, trágico, juvenil y atemporal. Una odisea amorosa mística y fantástica.
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