08.- El caballero verde (The Green Knight, 2021), de David Lowery, Estados Unidos
La partida de Gawain de Camelot, con la ciudad al fondo sobre una colina, desenfocada, como si se tratara de una ilusión, marca el tono decididamente fantástico de esta odisea tan bella como profunda en su comprensión del valor ritual de los mitos artúricos. Gawain se topa así con ladronzuelos, gigantes, espíritus, un zorro parlante, nobles señores y doncellas, hasta el cara a cara final con el temible Caballero Verde, símbolo de la última prueba que debe superar –la sinceridad– para ser armado caballero. Lowery filma cada una de estas secuencias con la sensibilidad de un mago que cree en su arte, dotando a personajes y paisajes de un gozoso halo de ensoñación. La aparición de los gigantes, por ejemplo, supone una de las cimas creativas del filme y de la carrera de un Lowery que nos tiene acostumbrados a sugerir la presencia de lo fantástico a partir del diálogo entre la dimensión humana de una ficción –en este caso el universo artúrico– y su proyección fantasmagórica, en la que juega un papel esencial la representación de la naturaleza y su relación con los protagonistas.
En St. Nick (2009) y En un lugar sin ley (Ain’t Them Bodies Saint, 2013) se traslada esta idea a un terreno realista, aunque no por ello exento de elementos que bordean lo maravilloso, mientras que Peter y el dragón (Pete’s Dragon, 2016), A Ghost Story (2017) y ahora El caballero verde se asientan del todo en los dominios de la ilusión inquietante. Lowery cuenta para ello con dos cómplices de excepción, el músico Daniel Hart y el director de fotografía Andrew Droz Palermo, premiados varias veces en Sundance por su trabajo a las órdenes del cineasta. Puede parecer una obviedad, pero se antoja necesario destacar su labor en esta película por cuanto la banda sonora y el tratamiento de la luz y el color representan las mejores virtudes de una puesta en escena arrolladora. No es casual en este sentido la caracterización de cada símbolo y cada estación –la acción se desarrolla durante un año– con su correspondiente color según la mitología celta. Como tampoco lo es que el tono del primer encuentro entre Gawain y el Caballero Verde reproduzca los matices que pueden apreciarse en las viejas imágenes medievales que hacen alusión a este momento de la historia. Detalles de gran cine para una película sobresaliente que devuelve al fantástico su sentido de puente entre dos mundos. Eso y no otra cosa es un decapitado que camina sobre la tierra.
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