06.- El poder del perro (The Power of the Dog, 2021), de Jane Campion, Australia
El poder del perro acaba con una imagen-interrogante: una de aquellas viñetas muy demarcadas en territorio de lo simbólico, estratégicamente situadas para formular una pregunta que condense bajo un solo signo la marisma de inquietudes que sobre el resto de metraje había ido formándose. En la nueva película de Jane Campion, por lo demás inscrita en los resortes del realismo psicológico, este último plano cae como una losa. Desearíamos que la puesta en escena confiara en la duda que ya crece imparable detrás de cada una de sus viñetas, sin necesidad de dibujar signo de interrogación alguno. Porque en lo último de Campion será tras el lodazal abierto entre lecturas posibles de una misma realidad donde se esconda el músculo verdadero de una película, por lo demás, simplísima.
Adapta la novela de Thomas Savage, que sigue las andadas de Phil Burbank (Benedict Cumberbatch), un vaquero tan salvaje y despiadado como carismático, un ser radicalmente autónomo a la vez que feroz macho alfa. Es 1925 y el mundo moderno empieza a asomarse incluso en aquella casa que los hermanos Burbank creían fortaleza decadente pero impenetrable. Cuando los coches finalmente lleguen al rancho familiar, el sucio Phil dejará de poder esconderse tras la capa de héroe y se convertirá en un ser barbárico, como venido de otro tiempo, al mismo nivel que los indios que aún yerran por el lugar. Si el bastión no era impenetrable, tampoco lo es la masculinidad de Phil, que ve en la llegada de la esposa de su hermano George (Jessie Plemons) una amenaza tan grande que deberá ser erradicada sin dilación. No se entiende, si hemos comprado su fachada de hombre seguro: acoquinada y empalagosa, Rose (Kirsten Dunst) es una mujer con tantas maneras como pocas luces. Sin embargo, ante la invasión de la nueva esposa, «madre postiza», Phil va a retraerse a un estado de niñez adulta, donde solo un propósito guiará sus acciones: deshacerse de Rose y de su hijo Peter (Kodi Smit-McPhee), volviendo el mundo que habitan un universo absolutamente intolerable.
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